Mientras el Metro de Bogotá avanza con un 53,58 % de ejecución, en el barrio Las Vegas I de Kennedy —donde se construye la primera estación de la Línea 1—, el entusiasmo por el megaproyecto convive con el cansancio, la incertidumbre y el deterioro del entorno.
Así quedó en evidencia durante la sesión plenaria del Concejo de Bogotá, que se trasladó hasta esta localidad para escuchar a la comunidad. Cuarenta y cuatro ciudadanos intervinieron y pusieron sobre la mesa tanto los beneficios esperados como los graves perjuicios que ya están viviendo.
La otra cara del progreso
Aunque muchos reconocieron que el metro ya no es un sueño, sino una realidad esperanzadora, los reclamos fueron contundentes: calles sin pavimentar, viviendas afectadas, alcantarillas taponadas por barro, aumento del consumo de estupefacientes y una creciente sensación de inseguridad.
Blanca Gómez, líder comunitaria, denunció que el tráfico pesado ha dañado las pocas vías pavimentadas del barrio y que los desechos de la obra han obstruido el sistema de alcantarillado. Luis Carlos Sabogal, vocero de una empresa de transporte, relató cómo el polvo, las vibraciones y una columna del viaducto instalada a pocos metros del edificio hicieron imposible seguir operando.
Sandra Ortiz, habitante de la UPZ 80, señaló que los cierres viales los han dejado prácticamente encerrados y que, ante la falta de transporte público, muchos deben recurrir a servicios ilegales. Para otros, la situación ya escaló al terreno de la seguridad: avenidas oscuras, aumento de robos y consumo de drogas bajo los viaductos en construcción.
“Tememos que nuestro barrio se convierta en otro Bronx”, expresó Brayan Duarte.
El metro responde
Leonidas Narváez, gerente de la Empresa Metro de Bogotá, respondió a los cuestionamientos y prometió mejoras: “El espacio público será arreglado y mejorado”, afirmó, y aseguró que en junio comenzarán nuevas obras entre las estaciones 4 y 5 de la avenida 1 de mayo.
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Recalcó que no se comprarán más predios ni se desalojará a nadie y que las actas de vecindad serán la base para cualquier reclamo por afectaciones. También reiteró que la EMB tiene la obligación de entregar las vías en condiciones iguales o mejores a las originales.
Lo que viene
Según la EMB, la llegada de los primeros trenes está proyectada para septiembre de 2025, y las pruebas comenzarán en mayo de 2026. La operación comercial arrancaría en marzo de 2028, con una línea que recorrerá 16 estaciones clave de la capital.
Aunque la obra sigue su curso sin aparentes retrasos, el llamado desde Kennedy es claro: quieren desarrollo, pero no a costa de su calidad de vida. La transformación de Bogotá no puede dejar barrios enteros bajo el polvo y la zozobra.

