Barranquilla

Ramón Darío Benítez, el maestro del bombardino será homenajeado en la Noche de Tambó en el Carnaval de Barranquilla

Desde un pequeño pueblo de Sucre hasta los grandes escenarios del mundo, Ramón Darío Benítez recibirá un homenaje en la Noche de Tambó 2026, un reconocimiento a una vida dedicada al bombardino, la disciplina musical y la defensa de las raíces culturales de Colombia.

Foto Ramón Darío Benítez: el bombardino como destino, pasión y legado: Gran homenajeado en la Noche de Tambó 2026.
Suministrada Foto Ramón Darío Benítez: el bombardino como destino, pasión y legado: Gran homenajeado en la Noche de Tambó 2026.

Virtuoso del bombardino y referente indiscutible de la música colombiana, Ramón Darío Benítez ha construido una trayectoria marcada por la disciplina, el talento y una profunda conexión con sus raíces. Su historia, forjada desde la música de banda en un pequeño pueblo de Sucre hasta los grandes escenarios internacionales, será reconocida en la Noche de Tambó, un homenaje que celebra su legado artístico y humano.

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¿Qué significa para usted ser uno de los homenajeados principales en la Noche de Tambó?

Ramón Darío Benítez:Estoy muy agradecido por este maravilloso momento y por permitirme expresar palabras de agradecimiento a mi querido Lisandro Polo y a todos los organizadores de la Noche de Tambó por este reconocimiento. En lo personal, uno nunca está esperando homenajes. Yo llevo la música en la sangre desde niño y siento que no fui yo quien escogió la profesión, sino que la música me escogió a mí.Nunca recuerdo haber pensado “¿qué voy a hacer cuando sea grande?”, porque desde muy pequeño supe que iba a ser músico. He hecho esto toda la vida con constancia, disciplina y dedicación, y cuando llegan estos reconocimientos, lo único que generan es felicidad y gratitud. Será una noche maravillosa en Barranquilla, compartiendo con grandes amigos.


¿Cómo fueron sus orígenes en la música y qué recuerdos guarda de su infancia?

R.D.B.:Si esta entrevista fuera en una grabadora de casete, como en mi época, te diría: “Busca otro casete”, porque hablar de mi vida es extenso. Pero intentaré resumirlo.Nací en un pueblo pequeño de Sucre llamado Las Sabanas de Corozal, que hoy tendrá unos 5.000 habitantes. Crecí en una familia con una riqueza musical enorme. Mi papá, Rafael Benítez, fue director durante muchos años de la banda Ritmos de Sucre. Mi tío Tomás Benítez fue fundador de Los Corraleros de Majagual. En mi casa siempre hubo músicos e instrumentos. Mi mamá cuenta que desde muy niño yo tomaba el bombo y tocaba con la banda. De ahí viene esa sangre musical que me acompaña hasta hoy.

¿Cómo llegó el bombardino a su vida?

R.D.B.:En mi casa el instrumento disponible era la trompeta de mi papá, que era trompetista. Él quería que empezara con ese instrumento, pero yo siempre quise tocar bombardino. Curiosamente, cuando estudiaba trompeta se me inflamaban las amígdalas.Un músico del pueblo tenía un bombardino pequeño y mi papá decidió prestármelo. Desde ese momento supe que ese era mi instrumento. Incluso antes de tenerlo, yo agarraba la trompeta y fingía que era un bombardino. Hoy puedo decir que el bombardino es una extensión de mi cuerpo.

¿Cómo fue su primer salto profesional?

R.D.B.:Mi formación comenzó en la banda Ritmos de Sucre. Allí aprendí a improvisar, aunque no sabía leer música. Eso nunca fue un obstáculo, porque en las bandas de la Costa se desarrolla mucho el oído melódico.Mi tío Tomás hablaba mucho de mí con Lisandro Meza. Un día Lisandro me escuchó y me invitó a un ensayo. Yo tenía unos 15 años. Al día siguiente fui al ensayo en Los Palmitos y, desde ahí, prácticamente no regresé a casa durante una semana.Sin teléfono, sin internet y sin luz eléctrica en el pueblo, comencé a viajar con el grupo. Así empezó mi vida profesional con Lisandro Meza.

Usted aprovechó al máximo todas las oportunidades que le llegaron para seguir avanzando en su carrera.

R.D.B.:Siempre he tenido una inconformidad positiva: querer aprender más. Me fui a Barranquilla para estudiar teoría musical y luego a Bogotá. En ese momento, Marcos Barraza, mánager de Joe Arroyo, me ofreció entrar a su banda, que era el grupo más importante del país.Aun así, decidí irme a Bogotá a estudiar. Fue una decisión firme. Allá estudié con la Sinfónica Juvenil y con el trombonista estadounidense Terry Scott. Desde entonces sigo preparándome, porque quien tiene espíritu inconforme siempre necesita aprender más.

¿Cuáles son esas canciones que nunca olvidará haber grabado?

R.D.B.:Son muchas. Con Carlos Vives, 19 de noviembre y Las cosas de la vida. Con Joe Arroyo, temas como Rompe todo el mundo y Cantinero.También grabé El Toro Miura con Los Corraleros de Majagual cuando tenía 16 años. Años después descubrí que en Medellín la gente se sabe de memoria el solo que grabé siendo un niño. Eso fue muy emocionante.He grabado con Carlos Vives, Shakira, Silvestre Dangond, Óscar de León y muchos otros artistas nacionales e internacionales.

¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones de músicos?

R.D.B.:Que se enamoren del instrumento y de la música. Que la vida gire alrededor de ella. No es necesario estudiar con el mejor maestro del mundo; basta con alguien que sepa un poco más que uno.Hoy existen muchas facilidades: universidades, escuelas, plataformas digitales. Aprovechen todo eso. Yo nunca me pregunté cuánto iba a ganar; mi pasión siempre fue la música. Y cuando uno se entrega con amor, la música responde.

¿Qué le diría al público que lo verá en la Noche de Tambó?

R.D.B.:Los invito a disfrutar una noche llena de música y amistad. A valorar la cultura, porque es lo que identifica a un pueblo. Que apoyemos tradiciones como la Noche de Tambó y el Carnaval, y que las entidades públicas y privadas respalden la cultura musical para que siga creciendo.

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