En el contexto del conflicto de Hezbolá, la tecnología durante años ha jugado un papel crucial en la evolución de las tácticas y estrategias utilizadas tanto por el grupo como por sus adversarios. Este fenómeno no solo ha modificado la naturaleza del conflicto, sino que también ha planteado nuevos desafíos para la seguridad y la diplomacia en la región. Tanto así que, durante las últimas 24 horas se llevó a cabo una operación que pone sobre la mesa cómo la tecnología termina convirtiéndose en una arma letal e indispensable dentro del conflicto.
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De acuerdo a los reportes emitidos por las autoridades, más de 2.000 personas resultaron heridas por la explosión aparentemente coordinada de cientos de dispositivos denominados como ‘buscapersonas’ o beepers que pertenecían al partido-milicia chií Hezbolá en Líbano y Siria. Este ataque sin precedentes hizo que las autoridades catalogaran el hecho como una “situación urgente” por el “gran número de heridos generados por las explosiones”.
Según las autoridades, Israel podría haber manipulado estos dispositivos en posesión de miembros de Hezbolá y, de forma remota, habría logrado que explotasen. En redes sociales circulan ya supuestos videos del momento en el que los ‘beepers’ explotan en el bolsillo de personas en la calle o en comercios. Y testigos han afirmado en medios locales que las escenas del ataque dejaban a decenas de habitantes en Beirut en estado de confusión porque veían salir humo de los bolsillos de las personas y escuchaban explosiones similares a la de fuegos artificiales.
Cabe destacar que, el uso de beepers en la región incrementó debido a que anteriormente se había advertido sobre la intervención de la inteligencia israelí en la red de telefonía móvil. Esto por supuesto representaba un peligro para los operativos y por ende, la opción más viable para los simpatizantes del movimiento fue implementar el uso de estos dispositivos con el objetivo de dificultar la interceptación de sus mensajes.
De acuerdo con la información proporcionada por la agencia de noticias Reuters, aunque en los países occidentales los beepers, también conocidos como pagers, fueron muy populares durante la década de 1990 y actualmente se consideran prácticamente obsoletos, recientes investigaciones han revelado que los beepers que estallaron pertenecían al modelo más reciente.
Los beepers operan utilizando su propia frecuencia de radio, lo que les permite funcionar de manera independiente de las redes de telefonía móvil, las cuales pueden ser susceptibles a interrupciones o fallos. Estos dispositivos están equipados con botones de control y una pantalla de cristal en la que se muestran notificaciones en forma de mensajes de texto breves. Su nombre proviene del sonido característico (denominado “beep” en inglés) que emiten cuando reciben un mensaje. Adicionalmente, los beepers tienen la capacidad de vibrar como una alternativa al sonido, permitiendo a los usuarios recibir notificaciones de manera discreta.
La reciente explosión de beepers en Líbano y Siria revela de manera dramática cómo la tecnología puede convertirse en una herramienta letal en los conflictos modernos. Lo que una vez se pensó como un medio obsoleto para las comunicaciones, ha sido transformado en un arma devastadora en manos de adversarios en el conflicto Hezbolá. Este ataque, que ha dejado a más de 2.000 personas heridas, ilustra no solo la capacidad de adaptación de los conflictos contemporáneos sino también la creciente complejidad que la tecnología introduce en la seguridad regional.
La sofisticación con la que se ha llevado a cabo esta operación subraya un nuevo nivel de estrategia y vulnerabilidad en la guerra moderna, donde incluso los dispositivos más inesperados pueden convertirse en instrumentos de caos y destrucción. Este evento marca un punto de inflexión en la forma en que los conflictos son gestionados y percibidos, mostrando que la tecnología, lejos de ser una mera herramienta, puede ser una fuerza decisiva en el campo de batalla.