Con el desarrollo de GPT-4 y otros sistemas similares estamos cada vez más cerca de crear una AGI, una Inteligencia Artificial General, cuyo potencial sería similar a la de un dios y eso podría representar un peligro para toda la raza humana.
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Durante los últimos meses hemos visto cómo las plataformas de Inteligencia Artificial (IA) han crecido a pasos agigantados incrementado su poder en una fracción ridículamente corta de tiempo.
Los primeros debates sobre esta situación debieron girar en torno a cómo las compañías están alimentado esos modelos, por qué no son transparentes sobre sus procesos de desarrollo, su ética de ejecución o debimos incluso cuestionarnos sobre la ausencia de una seria regulación en un sector así de delicado.
Sin embargo las discusiones se enfocaron más bien sobre cuál podría ser el futuro laboral de algunas ramas de trabajo en donde la intervención humana luce cada vez más relegada, luego de ser superada en un parpadeo.
No estamos hablando de puestos de trabajo en fábricas dentro de industrias de ensamble. Sino de que ahora, por ejemplo, una Inteligencia Artificial es perfectamente capaz de generar en segundos ilustraciones y piezas de arte digital que a un humano le tomarían horas o días, o armar código de programación perfectamente funcional o redactar piezas de investigación.
El avance ha sido enorme, desmedido muy probablemente, y un experto en el tema ha lanzado una advertencia fatalista sobre lo que nos espera si no controlamos lo que está pasando.
Ian Hogarth advierte: una Inteligencia Artificial como un Dios podría poner en peligro a la humanidad
Ian Hogarth es un personaje de la industria de las Tecnologías de la Información, que inició como emprendedor de proyectos de tecnología y ahora es inversionista de compañías dedicadas al desarrollo de sistemas de Inteligencia Artificial.
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Este sujeto acaba de publicar un ensayo en el Financial Times, en donde advierte sobre los peligros de finalmente crear una Inteligencia Artificial General (AGI), capaz de entender o aprender cualquier cosa como los humanos con además un grado mínimo de autonomía:
“Un acrónimo de tres letras como AGI no captura la enormidad de lo que representaría, así que me referiré a a la posibilidad como lo que es: una IA como Dios.
Una IA similar a un Dios podría ser una fuerza más allá de nuestro control o comprensión, y que podría marcar el comienzo de la obsolescencia o destrucción de la raza humana.”
Según afirma el especialista, hasta ahora, los humanos han seguido siendo una parte necesaria del proceso de aprendizaje que caracteriza el progreso en la industria de la Inteligencia Artificial.
Pero en algún momento, según afirma, alguien descubrirá cómo sacar la intervención humana del círculo de la ecuación, creando una IA similar a un Dios con un potencial de desarrollo “infinito”.
Para entonces pudiera ser muy tarde para la humanidad. Por eso Hogarth urge a la creación y desarrollo de sistemas de regulación y control ahora que estamos a tiempo.
