Hoy esta columna está dedicada a Independiente Santa Fe, el club en el que lo conseguí todo, del que me retiré como futbolista para dedicarme a otro sueño, el de la política, en el que me he desempeñado estos últimos seis meses como Concejal de Bogotá.
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Hago memoria y a mí mente viene el recuerdo de la última final de Liga en el fútbol colombiano que jugué con el club en el 2016, la que más recuerdos me trae, frente al Deportes Tolima.
Veníamos de un contexto realmente adverso. Un semestre que iniciamos muy mal, tuvimos cambio de técnico a la mitad, llegó el profe Gustavo Costas y empezamos a levantar. Entramos en la última fecha, en Manizales, con suspenso. Luego vivimos el conocido “mata mata”, la eliminación directa, empezamos a avanzar y lo que al principio nada veía se dio, llegamos a la final.
Tolima, había dejado de ser visto como un equipo chico, era fuerte, relevante. Nosotros con una gran ilusión de la estrella, veníamos de unos años gloriosos y queríamos seguir manteniendo esas buenas campañas, sobretodo manteniendo el equipo ganador, además con un técnico que se ganó todo mi respeto, admiración y cariño como Gustavo Costas.
Nosotros con un gol de cabeza de Urrego logramos irnos en ventaja en el partido de vuelta en Bogotá. Luego tuvimos que soportar un Tolima que se vino encima, tiros de esquina, jugadas complicadas, hasta que llegó el pitazo del juez y se vino la locura absoluta. Grandes recuerdos y momentos únicos.
Uno como jugador vive la final con tranquilidad, con ilusión. A horas de ir a un partido tan importante, nosotros escuchábamos música, nos reíamos, éramos una familia. En esos momentos uno piensa en no fallarle a su gente, al club, a la hinchada, tú puedes hacer todo el torneo impecable, pero si llegas a fallar en la final estas totalmente condenado.
Este 2024, Santa Fe merece volver a ser campeón, ir por la décima estrella. Primero porque logró volver a cohesionar la buena energía alrededor del equipo, la gente está unida. La hinchada, que no han dejado de creer, había tomado hace algún tiempo, una postura de rechazo hacía cierta parte de la institución, hoy merece volver a celebrar.
Este es un equipo armonizado. Vemos líderes deportivos como Daniel Torres y Hugo Rodallega, alto rendimiento como Mosquera Marmolejo y un técnico que entiende totalmente lo que es el sentimiento de Independiente Santa Fe y su ADN.
Peirano hizo la carrera alrededor de gente ganadora como Pelusso, entiende realmente que el fútbol se centra en quién gana el partido, quién gana el torneo, en que a veces el jugar de manera lírica no es jugar bien, sino es ser pragmático. Lo entiende de esa manera y por eso está en la final.
Este año me gustaron los refuerzos que llegaron al equipo, fueron totalmente asertivos. En eso hay que exaltar y darle un aplauso de pie al presidente Eduardo Méndez, que supo realmente identificar cuáles eran las falencias que tenía el equipo y traer jugadores relevantes, con experiencia y mezclarlos con juventud. Es un equipo con estructura férrea, con un buen arquero como Mosquera Marmolejo, una línea de centrales serios, un medio campista, timonel del equipo y para mí líder, como Daniel Torres y un goleador como Hugo Rodallega, que ha marcado la diferencia en Independiente Santa Fe.
Su hinchada también merece esta alegría, se acostumbró a ganar y merece volver a sentirlo. Lo mejor de Santa Fe es su gente, se ven niños, niñas, adolescentes, personas mayores con el sentimiento en crecimiento constante.
Aprovecho esta oportunidad para hacer un llamado. Bogotá debe ser un ejemplo de comportamiento y erradicación de las violencias alrededor del fútbol. Sabemos que es una oportunidad para lograr la buena convivencia, entender que la rivalidad es netamente deportiva y que no debe trascender de ahí. Respetar a cada una de las personas que viven en esta ciudad, que tal vez no son afines al equipo o no les gusta el fútbol. Hay que aprender a convivir de una manera sana.
Hoy, han pasado varios años de esa última final, soy hincha del equipo, estoy al otro lado de la cancha, siendo la voz del deporte en el Concejo de Bogotá. Tengo una gratitud enorme con la hinchada, con lo que hice vínculos de cariño y sé que se están gozando está final que se merecen. Disfrutemos el momento, hagámoslo en paz y tranquilidad. ¡Vamos por la décima!