Ser protagonista en el fútbol no es una tarea fácil. Lo sé, lo viví y lo experimenté. El camino para alcanzar los sueños viene hecho de pruebas duras, exigentes, de momentos de frustración y de gloria. Prima la constancia, la disciplina, los sacrificios y en muchas ocasiones ni eso es certeza para llegar a donde se quiere: La Cima.
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Y si eso lo vivimos los hombres, que tenemos ligas, garantías, campeonatos y torneos de renombre nacional e internacional, ¿qué podrán decir las mujeres que buscan un espacio para demostrar sus condiciones, habilidades y destrezas y que se encuentran con un panorama en el que ronda el machismo, la inequidad y la falta de apoyo?
En los últimos años nos hemos acostumbrado a que sean ellas las que acaparen los titulares de prensa en Colombia y a nivel internacional, a que se hagan transacciones como la de Mayra Ramírez, la cafetera que se convirtió en el fichaje más caro del fútbol inglés en toda su historia.
Que, de Candelaria, Valle del Cauca, haya salido una talentosa como Linda Caicedo, que llegó a un club estelar, el Real Madrid, donde ha disputado hasta el momento 39 compromisos, y que ahora con tan solo 19 años de edad, cautive a propios y extraños con su gran nivel. Se rumora que desde Inglaterra le están coqueteando, sin lugar a dudas tiene un camino promisorio para seguir destacando.
Ni que decir de Leicy Santos, desde el 2019 hace parte del fútbol español, con el Atlético de Madrid. Ha disputado 115 partidos, conseguido dos títulos: Super Copa Femenina y Copa de la Reina, ahora su talento y capacidades la llevarían a Estados Unidos, a las filas del Washington Spirit de la Nacional Women’s Soccer League.
Se suman también nombres como el de Daniela Montoya, Jorelyn Carabalí, Catalina Usme y Manuela Vanegas, entre otras jugadoras, que han sido fundamentales para esta consolidación del fútbol femenino colombiano, demostrando que con poco han hecho mucho.
Y me refiero a lo poco porque ellas merecen recursos por parte del Gobierno Nacional y de la dirigencia del fútbol colombiano. Esperemos que no se quede solo en palabras y promesas lo anunciado hace pocos días por la ministra Luz Cristina López, que dio a conocer la destinación de $8.000 millones para la realización y continuidad de la Liga Femenina.
Los procesos y el apoyo deben ser fundamentales desde las primeras etapas de formación, si se quieren buscar nuevos talentos, apostarle a una Liga Femenina equitativa, incluyente, con condiciones dignas económicamente, con continuidad en el tiempo y no solo por cuatro o cinco meses, así no se construye ni se alimentan sueños.
Nuestras guerreras se alistan para enfrentar un nuevo reto, que sin duda volverá a paralizar a Colombia, como lo hicieron en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, en donde llegaron a cuartos de final, haciendo vibrar a todo un país. Ahora tienen sus sueños en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde esperan poder superar lo hecho en Londres 2012 y Río 2016.
Nuestras chicas quedaron en el grupo A, llamado el de la muerte, al lado de poderosas selecciones: Francia, Canadá y Nueva Zelanda. Un reto que con altura desean enfrentar, bajo la dirección técnica de Angelo Marsiglia.
Indiscutiblemente este es un gran sueño. Es ir en busca de una medalla en los Olímpicos, una de las máximas citas, a las que todos los deportistas queremos llegar, para representar a nuestro país. Este será un equipo que mezclará talento joven y experiencia para seguir siendo visible y destacándose a nivel internacional.
El próximo 25 de julio, estaremos apoyándolas desde el pitazo inicial del debut, ante Francia, en el Stade de Lyon, entonaremos con honor el himno nacional a las 3 de la tarde, hora colombiana y palpitaremos a kilómetros de distancia con todas sus emociones, porque ustedes son un claro ejemplo de todo lo que en el deporte se puede hacer cuando las ganas y la pasión son más fuertes que la necesidad.
Los Olímpicos serán una nueva ventana para que ellas brillen, una vitrina para demostrar su talento, habilidades y potencial, pero sobre todo la mejor manera de gritarle al mundo que en Colombia las mujeres que juegan fútbol están hechas de coraje, verraquera, pasión, fuerza, que son dignas representantes de nuestra tierra.
Por eso y por mucho más merecen una liga en igualdad de condiciones, con equidad. Trabajaremos por ello, por lograr que se garanticen sus derechos, por ser su voz y la de miles de niñas que ven en ustedes un ejemplo a seguir en el fútbol colombiano. El deporte edifica, dignifica y ustedes guerreras se merecen lo mejor. Sigan adelante, sigan dejando huella, demostrando con creces de qué están hechas, potenciando el deporte y exaltando a la mujer.