Cartagena una ciudad abierta al mundo: un libro de historia que invita al amor…

Un acercamiento a la más reciente obra del historiador Alfonso Múnera. Por: María del Pilar Rodríguez Saumet

Panorámica de Cartagena.
Alcaldía de Cartagena Panorámica de Cartagena.

Cartagena, un nombre que habita la mente de casi todos, o quizá todos los colombianos. Asociada con ideas tan disímiles como: turismo, patrimonio, eventos… Corrupción y pobreza… ¿Pero realmente eso es Cartagena? Lo cierto es que aunque para bien o para mal estos conceptos pueden ser asociados a la ciudad, no son los que la definen, en tanto este bastión caribe ha sido una mezcla excepcionalmente policroma a lo largo de toda su historia.

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Una que se sigue escribiendo cada día y que a través de los siglos ha confirmado su condición inequívoca de Heroica, desde la colonia a la contemporaneidad, en donde tras haber sobrevivido a Francis Drake y Pablo Morillo, también lo ha hecho a decenas de destituciones institucionales, escándalos de malversación, entre otras vicisitudes no menos ignominiosas.

Camino que el historiador Alfonso Múnera Cavadía nos vuelve a iluminar con un libro que, tras El Fracaso de la nación, Fronteras Imaginadas y Olvidos y Ficciones, en donde nos mostraba el papel de Cartagena en la colonia y la independencia; se abre a un reto superior: y es darnos un ameno, franco y desparpajado recorrido por Cartagena desde la colonia hasta nuestros días; en un tono de asertiva esperanza.

Historiador
Alfonso Múnera Historiador (Marcela Sánchez)

Cartagena una ciudad abierta al mundo, es un libro que en edición gratuita realizada por el Grupo Puerto de Cartagena en sus treinta años, ofrece una experiencia literaria de alta calidad que permite -gracias a sus pequeños capítulos- hacerse fácilmente a una visión más clara de la ciudad, su pasado, presente y futuro. En el tono de deliciosa infidencia a que nos tiene acostumbrados la pluma de Múnera.

Con ilustraciones antiguas y actuales, este libro de historia, por la claridad de los datos que ofrece y su estética; es una de esas publicaciones que se pueden llamar letra viva: invita a la acción, a las ideas…

Es por ello, que sin temor a equivocarme considero que más allá de un bonito regalo para propios y visitantes, es un documento de gran valor práctico para los legisladores, gobernantes, líderes corporativos, educadores, historiadores y gestores del turismo.

Cartagena una ciudad abierta al mundo, constituye un acervo histórico – social; que nos ilustra acerca de su condición de potencia portuaria y comercial en la colonia, sus relaciones con el gran caribe, sus impulsos exportadores, varias de las más brillantes vocaciones artísticas que ha cocinado; así como las transformaciones que ha vivido en términos geográficos, culturales y económicos en el siglo XX y lo que va del XXI; exaltando reiteradamente esa naturaleza resiliente que nos hace confiar en su futuro.

No sé a ciencia cierta quien dijo que no se ama lo que no se conoce, pero en todo orden considero tiene razón. Y es así como estas páginas son una puerta que se abre para amar a Cartagena, con la honestidad del amor que mira de frente, y sin aspavientos, las maravillas y también las complejidades de lo amado.

Datos tan interesantes como el crecimiento de la clase media en la ciudad durante los últimos cincuenta años, la importancia nacional en determinado momento de muchas de sus innovaciones industriales, la fuerza renovada de algunas de sus expresiones culturales desde el apoyo privado; las disyuntivas eternas frente a como se le observa desde el centralismo capitalino y como es en realidad; y las muchas veces en las que desde lo legislativo hasta lo periodístico se le ha juzgado equivocadamente; son parte de este buffet narrativo cartagenero, manjar de curiosos.

No es la primera vez que escribo sobre el trabajo del doctor en historia Alfonso Múnera, ni que elogio su forma simpática de acercar el alma al pasado; por lo cual puede considerarse que mis apreciaciones al respecto de esta reciente publicación no son objetivas. Sin embargo, debo decir -y no precisamente en mi defensa- que viviendo en parte en la ciudad, este libro me hizo comprender que no la conozco lo suficiente, y que hay en ella más oportunidades de las que pude llegar a imaginar.

De Ciénega de la Virgen a Bahía de Cartagena, pasando por la Bahía de las Ánimas hasta los Playones de Tesca y más allá. Esta ciudad es un candil de etnias, expresiones, emprendimientos, creaciones y desarrollo de toda índole que, hace rato era necesario revisar en general, para poder determinar el nuevo destino de la latitud frente a la cual García Márquez en abril de 1948 sintió que volvió a nacer.

Cartagena: hermosa, sólida, altisonante, de espíritu inquebrantable; doncella guerrera apostada a orillas del Mar Caribe, que clama a gritos ser conocida a profundidad, para ser amada sin medida; tal cual el poeta Luis Carlos López nos lo recuerda desde siempre y hasta siempre…

“(…) Mas hoy, plena de rancio desaliño,

bien puedes inspirar ese cariño

que uno le tiene a sus zapatos viejos...”

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