El que nunca haya hecho una transferencia por su celular, es porque no vive en esta era. Nos levantamos y lo primero que revisamos son mensajes, redes sociales. Mandamos plata desde cualquier lugar, por lo que nuestro día a día ya está resuelto, en gran medida, por la banca digital, por apps, y una oferta de servicios que permiten solicitar créditos sin salir de casa o pasar un solo documento.
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El sector financiero se ha montado a este bus cada vez más veloz y del que es casi imposible bajarse. Según el índice de inclusión financiera de Credicorp, la tenencia de billeteras digitales pasó de un 11% en 2021 a un 26% para el 2022, en la región, lo que explica por qué cada vez es más común que andemos sin efectivo.
Además, esta digitalización viene con un cambio en la manera en la hablamos sobre la plata, conectando con formas mucho más auténticas. Un ejemplo de esto son los bolsillos digitales o metas de ahorro. Un 21% de los Nequis las usan como herramientas para organizar sus gastos cada mes. Y de los 10.9 millones de metas de ahorro que se han creado, las más comunes son ‘para la Lipo’ y ‘Pa la pinta de diciembre’, reemplazando el guardar la plata debajo del colchón.
Hemos aprendido que por tratarse de un servicio financiero la dinámica no necesita ser tan ‘rígida’, ni ‘formal’, o ‘difícil’, pero sí debe ser segura. A septiembre de este año, llevábamos más de 760 millones de transferencias de Nequi a Nequi, en las que ‘gracias’, ‘amor’ y ‘almuerzo’ son algunos de los mensajes más comunes al momento de enviar plata. Estamos construyendo un nuevo lenguaje para la relación que tenemos con la plata, para la manera en la que pagamos los servicios, administramos el dinero y ahorramos. Y esto por supuesto es una experiencia de co-creación, mucho más enriquecedora e incluyente, que no está mediada por oficinas físicas, formularios interminables, y filas eternas.
Los usuarios ahora son dueños de sus propias experiencias financieras, y pueden escoger diferentes opciones que combinan lo digital y lo físico, como por ejemplo al sacar una tarjeta de crédito o pedir un préstamo. Más de 1.6 millones de personas cuentan con Tarjeta de Nequi, y más de 3.5 millones tienen a Nequi como su cuenta principal. Convirtiendo al celular en un objeto casi indispensable para conectar con el mundo financiero.
Y el tipo de personas que lo usa, el tipo de transacciones que se hacen son cada vez más diversas. La persona que vende empanadas o aguacates hace parte de este ecosistema que amplía sus posibilidades de pago, fortaleciendo las dinámicas de la economía popular, la que se vive en los barrios, la calle o la ruralidad. Más 2.5 millones usuarios de Nequi son comerciantes o emprendedores y cerca de 120.000 créditos se han entregado a esta población.
Sin embargo, este cambio de paradigma viene con retos para todas las partes implicadas: para la industria financiera, ya que debemos estar constantemente innovando en una experiencia de cliente única, intuitiva, diferente y sobre todo segura; para los usuarios, porque los invita a estar probando cosas nuevas y subiéndose en la tendencia que les traiga más beneficios dependiendo de sus necesidades; y para los Gobiernos que tienen el desafío de adaptar la legislación existente a los cambios constantes de la tecnología, además de trabajar por una alfabetización digital de la población, para que la banca pueda ser cada vez más incluyente.
El hecho de que lo digital atraviese nuestra relación con la plata siempre será una oportunidad para todos los usuarios.