Muchos conocemos la historia de Teresa Suárez, de la telenovela “Café, con aroma de mujer”, un personaje ficticio conocido como Gaviota, que sacó a la luz las condiciones laborales de las recolectoras de café en el eje cafetero. Sin embargo, en la vida real existieron mujeres cuya vida da para varias telenovelas como esta.
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Y es que la brecha laboral entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad en Colombia. Yo misma he estado en procesos de selección en los que vi cómo el perfil se modifica de acuerdo al género, y se tienen en cuenta factores como si la mujer tiene o no hijos. Aunque las cosas han mejorado, es bueno recordar las luchas de mujeres colombianas por mejorar sus condiciones laborales.
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Aunque a principios del siglo pasado hubo en Colombia varios paros de trabajadores, el paro de las obreras de Bello fue el primero en el país reconocido como “huelga” y, contra todo pronóstico, fue liderado por una joven. Hablamos de Betsabé Espinal, una antioqueña de origen campesino que trabajaba en la Fábrica de Tejidos de Bello en condiciones deplorables, que eran la regla en esos días.
En las fábricas de textiles solían emplear a mujeres solteras, niños y niñas desde los 12 años, pues se consideraban mano de obra fácil de controlar y más barata: ellas ganaban entre $0,40 y $1,0 a la semana, mientras que los hombres recibían entre $1,0 y $2,70 por la misma labor.
En esa época, las mujeres casadas tenían prohibido trabajar; las empleadas de las fábricas de textiles eran mujeres solteras que generalmente venían del campo y debían vivir en patronatos obreros, una especie de dormitorios administrados por monjas; es decir, no tenían libertad.
Betsabé, como muchas mujeres de su época, trabajaba 12 horas diarias, solo tenían media hora para almorzar y debía pagar multa si llegaba tarde, se enfermaba sin avisar o se ausentaba para ir al baño. Además, tenía que ingresar descalza a la fábrica, pues los propietarios consideraban que las trabajadoras podían ensuciar o dañar el piso con su calzado. Esto hacía que se enfermaran con frecuencia. La gota que derramó el vaso fue los casos de acoso sexual y violencia física contra varias obreras.
Según cuenta la leyenda, un 12 de febrero de 1920, Betsabé se subió a un butaco e incitó a sus compañeras a declararse en huelga contra el maltrato por parte de los capataces de las fábricas, el trabajo descalzas, el sistema de multas, los bajos ingresos y los reducidos horarios para alimentarse.
La huelga duró 3 semanas. Al final, las trabajadoras obtuvieron un aumento del 40% en sus salarios, la reducción de la jornada laboral a 9 horas y 50 minutos, el despido de los supervisores acusados de acoso y la mejora en las condiciones sanitarias de sus lugares de trabajo. Sin embargo, varias empleadas fueron despedidas tras el paro, entre ellas, Betsabé. Falleció el 16 de noviembre de 1932 víctima de una descarga eléctrica. Tenía 36 años.
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Hace 103 años, Betsabé se enfrentó a una sociedad profundamente machista y conservadora, rompió los estereotipos y se atrevió a pensar en sí misma, en lo que necesitaba y quería para su vida y, de paso, ayudó a cientos de trabajadoras que estaban en sus mismas condiciones.
En 2023, Vibra quiere invitar a todas las mujeres a hacer lo mismo que la “Gaviota” de la industria textil hizo hace más de 100 años: Pensar en ellas mismas. Por eso piensa en ti, no en lo que necesitan los demás, ni en lo que desean para tu vida, sino en lo que tú necesitas y quieres. ¡#Piensaenti!