¿Qué hacer después de la guerra? Cuatro perspectivas sobre el cambio en Historias de un país invisible de Pilar Lozano

¿Qué somos después de la guerra?, ¿cómo reconstruimos un mundo desde lo fragmentado, lo difícil, lo roto?, ¿qué es de nosotros cuando el pasado rompe nuestro corazón? La guerra ha dejado una huella tan profunda en Colombia que hablar del futuro implica sumergirse en el dolor, en el desplazamiento y la zozobra. Solo en el entendimiento encontraremos la paz. Panamericana Editorial ha traído para los pequeños y jóvenes una obra breve y sumamente necesaria que responde de cuatro formas distintas al tratamiento que se le debe hacer a la violencia en Colombia: Historias de un país invisible de la autora Pilar Lozano.

En nuestro país los agentes del conflicto han iterado una y otra vez, y de formas cada vez más horrorosas, la violencia social, lo que ha traído décadas de terror y muerte. Hoy en día el conflicto remanente hace mella en la juventud, sea como un recuerdo aciago o como una primaria enseñanza, pero no como vehículo de la decepción, sino como salto enérgico y esperanzador hacia la pregunta sobre el porvenir: ¿qué hacer después de la guerra? Así, a través de un lenguaje simple y periodístico, rodeado de las ilustraciones de Daniel Rabanal, de aspecto de lápiz y colores, aquellos que tuvimos de niños y que dejan un granulado característico en la hoja, es presentada la obra de Pilar Lozano.

El tono narrativo y la calidad ilustrativa otorgan la inmersiva y bella sensación de un documental que responde de forma directa al futuro, con ese tenebroso pasado como telón de fondo. A través de Toribío, Cauca; Granada, Antioquia; Belén de los Andaquíes, Caquetá e Istmina, Chocó, el lector conocerá la historia de niños, jóvenes y adultos que han sabido sonreírle a una vida de territorios tomados por las FARC, el ELN o el paramilitarismo. La información de primera mano dada en el territorio mismo de las acciones hace que la obra tenga un valor inmenso. Historias de un país invisible es un texto conformado mayormente desde, y para, la perspectiva de los más pequeños. Al terminar la obra reconocí que es muy difícil llevar el tema del conflicto a los niños por sus mil implicaciones y condiciones, pero Pilar Lozano demuestra con gran maestría que, en efecto, se puede lograr una representación amable y leal a los acontecimientos, ¿qué mejor forma de llevar la guerra a los niños sino es narrativa e ilustrativamente, señalando la bondad humana? La obra es menuda y sin pretensiones, con un gran valor para el presente y el futuro, como lo puede ser su aporte al conocimiento sobre nuestro pasado, lo que nos implica a todos, sin excepciones.

Es en medio del campo y las veredas donde hay jóvenes que juegan a un fútbol donde la meta es la paz, donde una productora de cine independiente y local quiere grabar a todo el municipio para mostrar sus películas en Youtube, donde hay niños sonrientes esperando la lectura de libros debajo de un salón comunal destartalado donde acontecen los grandes sueños. Es allí donde la esperanza ocurre, donde el velo de la guerra se pone lejos muy lejos para poder ser feliz mirando al futuro, ya sin miedos, ya sin rencor, ya sin el odio que nuestro país ha derramado durante décadas.