Opinión

Opinión: Son animales

“Me da pena ajena ver cómo cada vez más se pretende tratar a los animales como seres humanos”: Andrés Charria.

Perrito abandonado.
Perrito abandonado. El animal persiguió al carro por la avenida Caminos del Inca a toda velocidad. / Foto: Pixabay

Tener hijos en estos tiempos no creo que sea una meta. Un mundo como el actual no parecería que requiera más gente; eso parece que lo tienen claro los jóvenes que cada vez se alejan más de los hijos y se acercan a las mascotas. Desafortunadamente, sobre todo para las pobres mascotas, está de moda humanizarlas. Personalmente me da pena ajena ver cómo cada vez más se pretende tratar a los animales como seres humanos.

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Hemos avanzado en la defensa de estas criaturas; la Corte Constitucional los denomina ahora “seres sintientes” y se han iniciado campañas importantes contra el maltrato animal, circos, tráfico de especies exóticas y otras actividades han sido controladas o simplemente prohibidas. Hasta en el régimen de visitas de parejas divorciadas se les ha incluido.

Es una tendencia que continuará, pero aparecen en esta moda una especie de fundamentalistas de la defensa de los animales que no entiendo; lo que ocurrió en 2017 en Bogotá es un buen ejemplo: cuando para proteger unos peces que aparentemente estaban bien en un acuario en el centro comercial Atlantis, resolvieron retirarlos de allí para sacrificarlos. No los entiendo.

Los animalistas son contradictorios; consideran que los zoológicos que tienen a los animales en jaulas incurren en maltrato animal, y estoy de acuerdo; lo que no entiendo es cómo estos animalistas pueden tener varias mascotas en apartamentos chicos, castrados, con muy poco ejercicio y alimentados solo con agua y un concentrado vaya usted a saber hecho con qué ingredientes. ¿No están igual o peor que los leones del zoo?

El negocio de las mascotas está en auge, almacenes con toda clase de artículos no sé si para la comodidad de los animales o para satisfacer el ego de sus dueños. Vestidos, juguetes y una cantidad impresionante de objetos extraños. Adicionalmente, aparecieron hasta psiquiatras de animales que analizan el comportamiento de estos y ordenan terapias. Nutricionistas, veterinarios especializados, paseadores, cuidadores, jardines “infantiles” y muchas más actividades alrededor de las mascotas.

Esta humanización ha venido de la mano con la irresponsabilidad cada vez mayor de los dueños. Hace unas dos semanas apareció un video de un pitbull que mató de un tarascazo a un gato, la dueña de la fiera agresora se quedó petrificada mientras la de la víctima gritaba desconsolada. La norma es clara: las mascotas con cadena y bozal, y esto se incumple permanentemente. Las disculpas van desde “no es bravo”, “no muerde”, hasta “está criado con mucho cariño”. Son perros, algunos razas agresivas que responden a instintos animales y pueden, y de hecho lo son, representar peligro para otros animales o para otras personas. Un lugar puede ser amigable con las mascotas, lo que no quiere decir que estén sueltas y sin bozal.

Para muchas personas estos animales no son sus mascotas; alegremente dicen, son mis hijos. No, no son hijos, no tienen nada que ver con la crianza de un ser humano. Puede ser que criar un perro sea mucho más satisfactorio que educar a un hijo, lo que sí es claro es que es mucho más fácil; un perro no lleva la contraria, no discute, no va a decir nunca que la comida está mala o que se aburre.

Es patético ver como algunos humanos le hablan a un gato y lo regañan con argumentos que difícilmente un niño de 10 años entendería. Los llevan en coches diseñados para bebés y, claro, lo visten de acuerdo con la ocasión o el clima. Ahora tenemos concentrado con sabor o salmón o vegano y en la ciclovía venden paletas para perros. Humanizar a los animales es ridículo, las redes sociales están llenas de fotografías de cumpleaños de perros o de gatos, con animales con gorros alrededor de una mesa con un pastel. ¿Será que los dueños de estos animales creen que para su mascota la fiesta significa algo?

Como creen que son como sus hijos, no entienden que no a todo el mundo le agradan los animales; algunos le tienen susto, otros alergia, a muchos no les agradan y otros simplemente consideran (y en estos me incluyo) que no todos los lugares o las situaciones son adecuadas para los animales. Finalmente, y esto me da tristeza, las mascotas dejaron de ser juguetes de niños para ser lujos de adultos.

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