No hay que ser un experto en cine o televisión para darse cuenta de que las llamadas biopics musicales suelen tener toda la misma narrativa, con las particularidades dramáticas y musicales que el artista en cuestión provea. La primera escena casi siempre es en un camerino, mientras el artista está sentado solo, y escucha desde afuera una gran multitud que lo espera en el que será el concierto consagratorio de su vida. Ahí nos avisan el año y el lugar donde eso sucede. Justo en ese momento entra alguien del staff a avisarle que es hora, y cuando el artista después de verse al espejo sale a escena nos presentan los créditos iniciales. Una vez se acaban estos, nos encontramos con el artista en su niñez y una historia que se desarrolla más o menos así: Los conflictos con alguno de sus padres (que será el motor de todo lo demás), sus primeros acercamientos a la música (en contra del deseo del padre conflictivo obviamente), su ascenso a la fama, la inevitable caída al espiral de los excesos, y la final redención (generalmente de manos de un amor) que lo lleva a ese famoso concierto reseñado en la primera escena, y toda una celebración de felicidad. fin.
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Me encantaría querido lector decirle que El Amor Después Del Amor, la serie de Netflix basada en las memorias del famoso cantante argentino Fito Páez, es distinta. Que al ser una serie de televisión se toman licencias en como contar historias que el cine no puede, que rompen la fórmula y que vemos algo totalmente innovador desde el punto de vista narrativo. Pero no quiero mentirles y desafortunadamente nada de eso sucede. En términos narrativos esta es una biopic de manual.
La serie en general cuenta varios capítulos de la vida personal de Fito que han sido de conocimiento público. Sus inicios en la trova rosarina de Juan Carlos Baglietto, cuando Charly García decide acogerlo bajo su ala volviéndolo su teclista y amigo, su intensa y tormentosa relación con la cantante Fabiana Cantilo, el capítulo trágico que marca su vida (el cual no cuento acá para evitar algún spoiler), y la subsiguiente relación que tuvo con la actriz Cecilia Roth (la redentora de turno en esta serie). Es la historia conocida de los primeros treinta años de Fito, con un par de historias traumáticas en el medio.
Pero eso no quiere decir que la serie no valga la pena, o, aunque sea no tenga varias cosas rescatables. Más allá de las buenas actuaciones, especialmente de los dos protagonistas (Interpretados por Ivan Hochman y Micaela Riera), esta serie se concentra mucho en el proceso creativo de Fito en sus primeros álbumes. Lo vemos mucho en el estudio o ensayando en su casa, y somos testigos del nacimiento de canciones como Giros, Ciudad de Pobres Corazones, Fue Amor y obviamente El Amor Después del Amor. (Aunque no está de mas advertir que la voz que escuchamos cuando él sale cantando, no es la voz original de Páez). La música en la serie está a la par o incluso por encima del drama, y eso es un regalo para los fans de Fito. Otra cosa interesante es ver toda la escena musical de esos años. Incluso hay una escena donde se homenajea a la legendaria banda Virus.
Sin embargo, mi mayor queja desde lo musical es que a pesar de la importancia dramática que le dan a Fabiana Cantilo, nunca dejan de mostrarla como corista, o alguien que simplemente ponía la voz en proyectos de otros como era el caso de los Twist. Hubiera sido justo que antes del final nos mostraran a la Fabiana Cantilo solista, una exitosísima cantante y un ícono argentino y latinoamericano por sus propios méritos. Extrañé escuchar alguna de sus hermosas canciones como Mary Poppins y el Deshollinador o Nada es Para Siempre.
Yo fui un gran fan del rock clásico argentino en mi adolescencia, con Páez como principal obsesión (y Cantilo muy cerca). Tuve todos sus discos hasta Circo Beat, y lo vi varias veces en vivo. No había canción que no me supiera. Con los años tuve una ruptura radical con esa música que nunca se reparó. Por eso la mejor sensación que me dejó esta serie fue reencontrarme con canciones que no escuchaba hace treinta años, y recordar que fue lo que hizo que me enamorara de esa música en aquellos años. El amor y la esperanza, con algo de ingenuidad y romanticismo se volvieron a despertar en mí durante los ocho capítulos de la serie. Mi adolescente interno lo agradeció.
Así que, si algo de esta música los ha acompañado en algún momento de su vida, el amor… puede ser una serie con la que se puedan identificar, de lo contrario es muy posible que solo se encuentren con una biopic más.
PD: es inadmisible que hayan omitido hablar una de las características fundamentales de Fito: Su afición por el Club Atlético Rosario Central. Fito es Canalla de corazón, pero nadie lo dijo. Tal vez los productores eran de Newell´s…
Aquí les dejo una playlist con algunas de las mejores canciones de Fito durante el periodo que cubre la serie, y con un par de Bonus Tracks de Fabiana Cantilo. Espero les guste.