Scott Fitzgerald y las caminatas de asombro

Las caminatas de asombro (Awe Walks) tienen como fin salir de nosotros mismos; solo requieren un poco de tiempo: Manuel Gómez

F Scott Fitzgerald y F Scott Fitzgerald en 1925. Imagen Por:

En 1934, Scott Fitzgerald acababa de publicar su novela Tender is the Night –9 años después de The Great Gatsby–, y escribió a Hemingway para ver qué pensaba. Aunque eran amigos, el primero tendía a la melancolía y el segundo se asumía como un hombre de acción. En su respuesta, Hemingway escribió: “Es mucho mejor de lo que digo. Pero no es tan bueno como puedes hacerlo […] olvida tu tragedia personal. Todos estamos jodidos desde el principio y tú, especialmente, tienes que estar herido como en el infierno antes de que puedas escribir seriamente. Pero cuando recibas el maldito daño, úsalo, no hagas trampa con él. Sé tan fiel a él como un científico, pero no creas que algo tiene importancia porque te sucede a ti o a cualquiera que te pertenezca”.

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Ahora, ¿cómo olvidar nuestra tragedia personal? Hay historias de vida en las cuales resignificar el dolor solo se puede hacer por medio de ayuda profesional. Sin embargo, hay días en que, sin una tragedia especialmente dura de por medio, nuestro ánimo es denso y la vida parece pesada y tediosa. En esos momentos, las caminatas de asombro (Awe Walks) pueden ayudar. En un estudio que la Universidad de California realizó en 2020, se descubrió que personas que hicieron caminatas de asombro de 15 minutos diarios durante 8 semanas experimentaron “más alegría durante las caminatas, así como mayores emociones prosociales (es decir compasión, admiración, gratitud) y una disminución del estrés en su vida en general”.

Estas caminatas tienen como objetivo prestar atención a lo que está alrededor. Aún si es para hacer una vuelta, lo ideal es contar con suficiente tiempo para caminar a nuestro paso. La descolocación y asombro se pueden sentir al cambiar un poco la ruta habitual y meternos por calles que desconocemos; al tomar la misma calle de siempre, pero desde una acera distinta y en sentido contrario al habitual; incluso al tomar la misma dirección por la misma acera de la misma calle de siempre, pero con nuestra mirada en las ventanas de las casas o edificios.

Quizás a Fitzgerald le habría ayudado este tipo de caminatas. En cuanto a Hemingway, al parecer, “con los años […] cambió de opinión y reconoció que había sido demasiado duro con Fitzgerald […] cuando releyó Tender is the Night fue ‘aterrador lo buena que era’”. Le habría servido releer las primeras frases del Great Gatsby antes de escribir su respuesta: “En mis años más jóvenes y vulnerables, mi padre me dio un consejo al que desde entonces no he dejado de dar vueltas en mi mente. ‘Siempre que tengas ganas de criticar a alguien’, me dijo, ‘solo recuerda que no todas las personas de este mundo han tenido las ventajas que tú has tenido”.

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