Los rezagos que dejó el Covid-19 y de los cuales se escucha hablar constantemente, han generando un aumento de los riesgos para los próximos años en la economía del país y del mundo. Prueba de ello es el informe The Global Risk Report 2022 en donde se han identificado los siguientes riesgos para el caso colombiano: crisis de empleo y medios de subsistencia, daño ambiental causado por las acciones del hombre, colapso del estado, proliferación de la actividad económica ilícita y estancamiento económico prolongado. Lo anterior tiene como consecuencia el aumento de los indicadores de pobreza monetaria y pobreza extrema en diferentes poblaciones de los territorios más alejados de Colombia en donde la población no tiene acceso a agua potable, a una buena alimentación y/o a la generación de ingresos. En Colombia estamos sobrediagnosticados, esto significa que reconocemos los problemas fundamentales que tenemos como sociedad, pero debemos avanzar rápidamente para tomar acción y solucionar estos grandes retos a través de iniciativas y líderes comprometidos para transformar nuestro país.
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Para tomar acción frente a los riesgos relacionados con la pobreza y desigualdad, es importante identificar las oportunidades que como sociedad podemos desarrollar para cerrar estas brechas. Desde mi experiencia, trabajando en territorios y apalancados por medio de iniciativas empresariales, considero que una de estas oportunidades se puede basar en el concepto denominado “Negocios Inclusivos”, una estrategia empresarial que tuve la oportunidad de traer a Colombia en el año 2007 y que fue creada por el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD).
He aprendido de este concepto a aprovechar los grandes negocios y su rol de empresa ancla para cerrar brechas y llevarlos a escala por medio del aprovechamiento de los desafíos que nos dejó la pandemia y los objetivos planteados por este gobierno. Por lo tanto, si realmente queremos transformar la vida de las personas de bajos ingresos en nuestro país, la clave está en la generación de oportunidades en los territorios partiendo de un mercado asegurado, es decir, que los pequeños productores desarrollen los bienes y servicios que efectivamente se les van a comprar. Indudablemente esta no es la única solución, debemos acompañar estas iniciativas con la generación de capacidades de negocio en estas poblaciones, el aumento de la conciencia ambiental y la reconstrucción del tejido social para fortalecer y pasar de proyectos piloto a proyectos con efectos bolas de nieve que sean escalables en todos los niveles.
Quiero ser muy honesto en este punto, el concepto de Negocios Inclusivos no va a acabar con la pobreza, pero sí considero que es una iniciativa aterrizada que puede contribuir a reducirla de una manera transformadora. Pero lo más interesante de este concepto, es que puede generar un cambio de mentalidad a través de la inspiración a las personas de bajos ingresos, en donde renueven su mentalidad de subsidio a una mentalidad empresarial. Como mensaje para el gobierno nacional, quiero resaltar la importancia de la articulación que nos permita conocer y entender los territorios, dejando a un lado la mirada centralista y aprovechando la oportunidad de co-creación con los diferentes actores, teniendo como referencia el marco conceptual de los Negocios Inclusivos.
Recuerdo la experiencia que desarrollamos en un territorio en Colombia, donde aprendimos de este concepto, pasando de la teoría a la práctica, equivocándonos, co-creando con la comunidad, articulando con los diferentes actores en el territorio y logrando resultados increíbles. Esta experiencia nos llevó a acuñar el concepto de “Desarrollo Territorial Inclusivo (DTI)” en donde documentamos la experiencia de siete años transfiriendo conocimiento a las comunidades con el fin de que produjeran productos y servicios con un mercado asegurado, pero lo más relevante de esta experiencia fue la conciencia ambiental y social que a través de esta iniciativa generamos en las distintas comunidades que participaron en este proyecto.
Para terminar, quiero invitar a todos los actores, como el gobierno, la academia, las ONG y el sector privado para generar oportunidades y mejorar la calidad de vida de las comunidades de bajos ingresos en los territorios a través de estos conceptos desarrollados por CECODES. Para lograr la articulación, las personas que hagan parte de estas iniciativas deben ser humildes y buenos seres humanos; como menciona Amartya: “La pobreza no es solo falta de dinero, es no tener la capacidad de realizar todo el potencial como ser humano”