En el año 2010, la casa matriz de CECODES, el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD, por su sigla en inglés) lanzó la Visión 2050, y realizó una actualización de la misma en 2020. Con esta actualización, se registraron algunos avances, pero también se reflejó la necesidad de actuar con mayor determinación, ya que no se han cumplido varios de los objetivos propuestos. Estamos a 8 años de concluir el término de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y la conclusión es la misma: contamos con hojas de ruta comunes y específicas que nos dicen qué debemos hacer, pero nos falta fortalecer el cómo lograrlo. Por esto, mi llamado el día de hoy es a proponernos objetivos a largo plazo con el foco que desde CECODES estamos trabajando, generando un llamado a la acción para cumplir con los objetivos propuestos. En este sentido, quiero felicitar al Gobierno Nacional, junto con el Departamento Nacional de Planeación (DNP), quienes se alinearon a nuestra visión a través de la Visión Colombia 2050, la cual es una propuesta de Hoja de Ruta del sector público colombiano en materia de desarrollo sostenible para los próximos años.
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Un aspecto muy positivo es que la visión gubernamental está en línea con la empresarial, lo cual nos indica que todos estamos trabajando por el mismo objetivo. La Visión Colombia 2050 busca alcanzar cuatro grandes objetivos: ser carbono neutro; consolidar la clase media, llevando a cero la pobreza extrema; lograr una transición productiva; y generar equidad y desarrollo territorial basado en instituciones sólidas. Para lograrlo, quiero poner a consideración de todos los lectores seis caminos concretos que se plasman en la Visión 2050 del WBCSD y CECODES, que desde el sector empresarial, podemos realizar, y en muchos casos, ya se están ejecutando con éxito.
Primero, quiero enfocarme en la transformación de la matriz energética para lograr las cero emisiones de gases efecto invernadero (GEI). El cómo hacerlo se expone en la Visión 2050 del WBCSD y CECODES, donde se propone dejar de construir nuevas centrales eléctricas de carbón, y planificar e implementar una eliminación gradual de toda la generación de energía atada al carbón para 2040. En el segundo camino, y buscando unir las actividades ambientales con la equidad, podemos enfocarnos en la movilidad del futuro sostenible, donde se propone que las empresas deben asegurarse de que se respeten los derechos humanos en las cadenas de valor de transporte y movilidad, desarrollando y mejorando políticas y sistemas internos para la debida diligencia en relación con los derechos humanos mientras aportan a las cero emisiones en transporte. La tercera vía, son las ciudades circulares que nos permitirán aportar al desarrollo territorial con visión de planeta, donde se debe desbloquear el potencial de la digitalización para facilitar el registro y la transferencia de datos entre las partes interesadas de forma transversal y a lo largo de las etapas del ciclo de vida de los proyectos, a fin de promover una planificación urbana más holística, mayor transparencia y eficiencia en el sector del entorno construido.
Para el cuarto camino, podemos enfocarnos en los sistemas agroalimentarios, las empresas deben adoptar y propagar prácticas agrícolas, ganaderas y de acuicultura que sean resilientes, regenerativas, circulares y que produzcan un mayor rendimiento, junto con un mayor nivel de nutrición. Una quinta vía es, para hablar de futuro se requiere conectividad para todos, y en este empeño se debe aprovechar el poder de las tecnologías digitales emergentes para avanzar en los mecanismos de trazabilidad y transparencia de la cadena de suministro, e impulsar el acceso abierto a los datos. Finalmente, para transitar el camino de la equidad, se debe facilitar el acceso a escala de productos y servicios financieros, usando la accesibilidad como principio de diseño fundamental que soporta la equidad e inclusión financiera, al tiempo que se exploren nuevas asociaciones e iniciativas para mejorar la alfabetización financiera a nivel local y mundial; en este punto quiero resaltar la importancia de desarrollar Negocios Inclusivos concepto acuñado en Colombia por CECODES, para ayudar a reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de la personas de bajos ingresos partiendo de un mercado asegurado, y fortalecer este concepto en los territorios a través del concepto Desarrollo Territorial Inclusivo (también creado por CECODES), articulando los diferentes actores en el territorio con un objetivo común mejorar la calidad de vida de las comunidades.
Lo que tenemos claro es que todas las acciones mencionadas anteriormente y que se exponen muy bien en la Vision 2050 del WBCSD y CECODES, requieren innovación, aprovechar las tecnologías existentes, y continuar aprendiendo a lo largo del tiempo siendo resilientes ya que, aunque tengamos una hoja de ruta, debemos estar preparados para el cambio, según los riesgos y oportunidades que como empresas afrontamos en la operación diaria. La planeación a largo plazo, para que funcione, implica tomar acciones de corto y mediano plazo. Necesitamos adaptación permanente, instituciones fuertes, y un trabajo colectivo organizado. El primer paso ya lo hemos dado, ahora aceleremos las acciones transformadoras para lograr los objetivos propuestos. Los invito a pensar fuera de la caja.