A menos de 10 años de cumplir la hoja de ruta definida por Naciones Unidas, la agenda 2030, y con unos retos desafiantes que tenemos rezagados desde hace mucho tiempo y que, con la pandemia del Covid-19, se profundizaron aún más, nos encontramos en un momento decisivo para el futuro de nuestro planeta y también para fortalecer nuestra sociedad en pos de alcanzar un verdadero desarrollo sostenible. Es hora de pensar a más largo plazo, de actuar de manera decidida, y de transformar desde la base los sistemas a los cuales nos hemos venido acostumbrando por décadas.
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Por esta razón, quiero poner sobre la mesa la Visión 2050, una hoja de ruta para que el sector empresarial lidere la transformación que se necesita. Esta visión fue lanzada por el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) en el año 2010, y renovada en el 2021, con un llamado urgente a actuar. Este llamado de urgencia no es nuevo, desde la ONU hasta medios de comunicación como Señal Colombia, con Ernesto el Frailejón, lo hacen año tras año sin lograr mayores impactos. La hora del planeta, creada por WWF, es otra muestra de ello. Este año, a finales de marzo, se cumplió la doceava jornada de la hora del planeta, para que todos apagáramos las luces y dispositivos electrónicos y reflexionemos sobre cómo con nuestros aportes individuales podemos ser parte del desarrollo sostenible. Y aunque esta campaña ha llegado a más de un millón de personas, necesitamos más reflexiones que nos impulsen a actuar.
Por esto, desde el WBCSD, y CECODES en Colombia, proponemos un cambio de mentalidad que nos permita llegar a la acción sin dilación para que, en 2050, 9.000 millones de personas puedan vivir bien dentro de los límites planetarios. Esta nueva mentalidad se afinca en tres conceptos clave: la reinvención del capitalismo, la resiliencia y la regeneración.
La reinvención del capitalismo parte de reconocer que nuestro actual sistema capitalista está produciendo resultados que no son sostenibles. La generación de retornos a largo plazo requiere un modelo de capitalismo distinto que recompense la creación de valor real, en vez de la simple extracción. Actualmente, como cuando comenzó la industrialización a finales del siglo XVIII, se sigue creyendo que los recursos son infinitos. Ahora que sabemos que esto no es cierto, debemos revisar lo que hacemos para que este modelo económico entregue valor a todas las partes interesadas, es decir, que resulten beneficiados los clientes finales, las comunidades locales, los trabajadores, el medio ambiente, los estados, y todos aquellos que tienen relación con el negocio. En este sentido, se debe pensar en una economía de largo plazo, basada en principios de regeneración y circularidad, por encima del modelo actual de producción con consideraciones básicas de extracción, fabricación, consumo y desecho. Si repensamos el capitalismo, lograremos negocios responsables en materia económica, social y ambiental.
La resiliencia está concebida como la capacidad de las empresas de anticipar y aceptar cambios y alteraciones, adaptarse a ellos, a fin de salvaguardar su éxito a largo plazo. Para ello, la diversidad, la flexibilidad, la cohesión y la adaptabilidad resultan clave. Un ejemplo de ello es que, como una de las consecuencias del Covid-19, se presentó disrrupción en las cadenas de suministro a lo largo del mundo, y las empresas tuvieron que adaptarse.
La regeneración consiste en pasar de una mentalidad de “no causar daño” a una en la cual desarrollamos la capacidad de nuestros sistemas sociales y ambientales para sanar y prosperar. Para ello, se requiere adoptar la especificidad, es decir, entender las características únicas de cada negocio, pues ninguno es igual al otro, y por ende las oportunidades y desafíos particulares. Se trata de salir de la “zona de confort” y apoyar la capacidad de crecer, desarrollarse y evolucionar presente en el ADN de todos los individuos, comunidades y ecosistemas. Esto implica ir más allá de la resolución de problemas para los desafíos existentes, y reconocer el futuro potencial que tienen los sistemas vivos. Además, debemos aprender a pensar como un todo, de manera holística y sistemática, para entender y potenciar la compleja red de interconexiones del gran sistema planetario del que somos parte.
Para lograr los tres cambios de mentalidad mencionados considero firmemente que necesitamos buenos seres humanos, pues son ellos quienes tienen la capacidad innovadora de cambiar de mentalidad para construir resiliencia de largo plazo, implementar un enfoque regenerativo respecto de los negocios y, en última instancia, alcanzar una reinvención del capitalismo.
Desde CECODES apoyamos a las empresas en Colombia, y a sus grupos de trabajo, en la transferencia de este conocimiento y en la puesta en práctica de los marcos conceptuales, para que puedan pasar de la retórica a las acciones. Es hora de transformar la manera en que venimos haciendo empresas y hora de actuar para potencializar las oportunidades que nos brinda la sostenibilidad. Necesitamos generar valor para todas las partes interesadas y que superemos la mentalidad simplista de solo extraer valor. Por eso, lo invito a que, de una manera propositiva, trabajemos juntos en una hoja de ruta focalizada que nos permita seguir transformando empresas para mejorar vidas.