Las quejas siempre apuntan hacia los deportistas: que nunca dicen nada, que qué pereza porque jamás se sacan el cassette… pero en contadísimas ocasiones se apunta hacia los periodistas como causantes de la debacle dialéctica que son por lo general las ruedas de prensa y las entrevistas. Porque, en ocasiones, no se sabe si motivados por la ignorancia o por la necesidad de armar polémica donde no hay, las preguntas son llamativas por lo malas o por lo malintencionadas.
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En medio del anodino Envigado-Once Caldas un periodista llamado Tomás Jaramillo le pregunta a Diego Corredor, entrenador del equipo blanco que pudo sacar un valioso punto del Polideportivo Sur a pesar de terminar el encuentro con nueve hombres, sobre si su inexperiencia y su poca trayectoria puede afectar en esta clase de partidos donde tuvo dos expulsados y estuvo abajo en el marcador muy temprano. A ver si entiendo yo esto: el comunicador está diciendo que el supuesto escaso recorrido del DT fue clave para que le echaran dos tipos y le hicieran un gol. ¡Sacó un punto de visitante jugando con 9!
La pregunta, aparte de mal hecha, tiene mala intención. Bien estuvo Diego Corredor respondiendo con humildad, pero sin dejar de sorprenderse cuando fue interrogado porque supuestamente era un bisoño: le tocó sacar alguna hoja de vida perdida en Computrabajo para decirle al periodista que sí, que Diego Corredor sí tiene alguito de experiencia en eso, lo que detecta que Tomás Jaramillo no tenía la más remota idea del currículum de Corredor y dejó llevar su pregunta por la facha juvenil del DT.
Da grima, en serio y me pongo las manos en la cara cuando esto ocurre. También cuando en ruedas de prensa aparecen aquellos editorialistas de la pregunta: les dan el turno y arrancan una interminable perorata en la que ellos mismos explican qué debió hacer el técnico o el jugador, sin dejar que el protagonista responda y lo peor, sin llegar a usar un solo signo de interrogación en sus intervenciones porque simplemente nunca preguntan.
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Generalmente en las conferencias de prensa dan turnos para lanzar los interrogantes y pasa muchas veces que lo que uno va a preguntar, se le ocurre a otro que tiene el turno más próximo. Por eso no hay que irse con una sola incógnita a estos lugares: como mínimo en la cabeza deben rondar 3 o 5 preguntas hacia el hombre que está respondiendo las requisitorias. Algunos, por estar pensando en preguntar no oyen las respuestas del protagonista y repiten un cuestionamiento que ya se había hecho cinco minutos antes. Entonces es común que el encargado de responder diga ·como se lo dije a tu colega…”.
Que también sea una responsabilidad nuestra eso de mejorar el nivel. Que nunca nos pase como cuando Daniel Córdoba, en 1999, dirigía a Platense y uno de sus hijos pequeños moría ahogado en la piscina de la casa. En medio del dolor por la pérdida, un periodista se le acercó a Córdoba en el funeral para entrevistarlo y le dijo: “Profe, ¿qué se siente?”.