Recuerdo con admiración, cariño y gran respeto al Mario Alberto Yepes futbolista. Ese portento de defensor central que empezó su carrera jugando de nueve. Ese futbolista que cuasi patentó el quite deslizante perfecto como un sello de su juego. Ese jugador que al ver que las papas ardían se iba al ataque a batallar en el área rival para lograr salvar el buque. Ese Yepes ídolo del Cali, recordado con respeto en River, Nantes, PSG, Chievo Verona, Milan, Atalanta y San Lorenzo. Capitán de capitanes en la selección Colombia y líder total de una generación dorada que fue a dos mundiales. Ahora bien, el Yepes directivo de la Federación Colombiana de Fútbol es una figura fantasmagórica, sin peso, sin perfil y luce como cómplice de todas esas gestiones oscuras y mediocres que tienen a nuestro fútbol en el limbo y con cuerpo y medio por fuera de Catar.
PUBLICIDAD
El jueves 23 de enero de 2020 la FCF anunció en su página web el nombramiento de Yepes como nuevo gerente deportivo de la entidad. En la foto se le ve uniendo las manos con el entrenador de la época Carlos Queiroz, con el pelirrojo Iván Novella y con el patrón, don Ramón Jesurún.
En ese momento celebré ese nombramiento. Pensé: “¡Qué bueno que llega Yepes! ¡Un líder, un tipo que conoce la interna, que sabe de las falencias que hay en nuestro fútbol, que velará por la honestidad, que promoverá el progreso en todas las categorías de nuestro fútbol desde la óptica de un futbolista, como él, que lo vivió todo y con intensidad!”. Era la llegada de un histórico en medio de las barrigas toma-whisky de los dinosaurios de apellidos González Alzates que habitan en la FCF.
Hoy, tristemente, esas expectativas se quedaron en eso…
Según la publicación que anunciaba el nombramiento de Mario Alberto, sus funciones serían y son las siguientes (al lado daré mi opinión sobre si ha habido éxito en la gestión o, al menos, progreso):
La Federación Colombiana de Fútbol se permite anunciar que el perfil de funciones del director deportivo contempla las siguientes responsabilidades:
- Coordinar y gestionar los planes de desarrollo, crecimiento y actividades de los jugadores élite y de nuestras selecciones nacionales.
* Acá el asunto es complicado porque, si lo ha hecho, ha sido de manera muy, muy privada. Creo que los de élite ya están desarrollados, hay que desarrollar a los que quieren llegar a esa élite…
* Y al hablar del fútbol femenino sigue flotando en el ambiente el tufo del veto a jugadoras históricas y de gran nivel en la selección de mayores. Se abona que a las selecciones femeninas se les ha dado más fogueo.
- Organizar de la mano con la Dirección de Desarrollo y Administrativa el mejoramiento y crecimiento de la infraestructura deportiva y equipamientos de las diferentes selecciones.
* Ni la sub-15, ni la sub-17 y, menos aún, la sub-20 han logrado avances en su proceso. Se hacen microciclos, uno que otro partido amistoso, pero en la pandemia todo indica que una generación, la sub-20, se va a perder. Los resultados deportivos van de la mano más de las eliminaciones y ausencias en las grandes citas. Y ni hablar de los nombres y pergaminos de los entrenadores de estas categorías: cero historia y mucho premio a tanta mediocridad. Hay que valorar que se construyeron y se pusieron en operación las sedes de la federación en Barranquilla y Bogotá.
- Responsable en mantener la comunicación y armonización con los jugadores y cuerpos técnicos de las diferentes selecciones Colombia.
* Es el fracaso más rotundo en su gestión. Luego del parón de los jugadores a Queiroz, ¿qué papel desempeñó Yepes? Grupo reventado, comunicación quebrada, armonización al traste. Era su responsabilidad más relevante y no se vio…
- Colaborar con las demás áreas involucradas de la Federación Colombiana de Fútbol, los planes de capacitación y formación de los entrenadores de las diferentes categorías de las selecciones Colombia.
* Poca visibilización en este tema. Ni idea qué decir ante la información nula al respecto. El punto es que sí se ha mejorado en la capacitación de entrenadores (exfutbolistas y técnicos en propiedad, sobre todo), pero me pregunto: ¿y los que quieren ser técnicos y no tienen el músculo financiero? ¿Los del común: el DT de colegio, de pueblo, de barrio popular? ¿Ahí qué? Sigue el abandono…
- Poner a disposición de la Federación Colombiana de Fútbol su conocimiento y experiencia para lograr el desarrollo y crecimiento deportivo del fútbol colombiano.
* En este punto, su gestión tampoco se ha visto o no ha sido relevante a la luz de los resultados, del ambiente, de los códigos y de la transparencia en el manejo de nuestro fútbol.
Mario Alberto hace parte de una Federación Colombiana de Fútbol llena de sombras corruptas. Su silencio luce cómplice. Su labor en estos dos años pasa por el agache y no por la excelencia. Con el Yepes futbolista voy siempre del lado de la gratitud, la admiración, el cariño y el respeto. Con el Yepes directivo de corbata hay desilusión y un apague y vámonos…