Opinión

¡Es que no me tienen paciencia!

¡Es que no me tienen paciencia! Foto: Pixabay

Por Verónica Corral Berumen

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¿Qué tan familiar te resulta esta frase? O alguna de estas:

  • Es muy inquieto
  • No puede estarse quieto en clase
  • Se la pasa molestando a sus compañeros
  • ¿Cuántas veces te he de repetir las cosas
  • Si yo lo encuentro, ¿qué te hago?
  • ¿Eres tonto o qué?

Frases muy conocidas por muchos, en otros quedaron tatuadas en las memorias de la infancia como un sello atroz que les sigue persiguiendo en su vida adulta. Lo insólito en la educación, es que, esta historia, no desaparece en la infancia; en el segundo momento de vida, la adolescencia, vuelve a presentarse el mismo cuento sólo que ahora con frases como:

  • ¿Cuándo aprenderás?
  • Mira nada más, así como andas, ni quien se fije en ti
  • Dame eso, que todo lo que tocas lo destruyes
  • ¡Qué mal habré hecho!, que lo estoy pagando contigo
  • Un reporte más de la escuela y… te saco, y te pongo a trabajar

Se dice: la letra con sangre entra, y si no, que se tome el medicamento, así al menos estará quieto, no dará problemas; además el plus de los padres que dejarán de desgastarse en regaños, riñas, pleitos, gritos o incluso, golpes; a ver si de esa forma sí entiende.

Pero ¿qué es tener un hijo normal?

Cómo si hubiera un problema inherente en los hijos, porque “algo” se está pagando, porque en la familia había un tío así y es la cruz, porque la hermana de la abuela padeció de lo mismo y se están replicando patrones o manteniendo lealtades familiares.

Hoy en día, muchos hemos testificado como estos comportamientos han llevado a diferentes sectores a señalar a las personas con un “Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad” (TDAH), en pocas palabras, las catalogan como individuos que aparentemente no tienen la capacidad de poner atención y concentrarse, cuyo comportamiento no es el esperado y, adicionalmente, se les complica relacionarse de forma sana con otros, así como aprender al ritmo marcado institucionalmente.

Curiosamente, en realidad, de acuerdo a estudios contemporáneos, solo el 2% de la población verdaderamente tiene este trastorno, el resto corresponde a otros factores.

Recuerdo el poema que declama Enrique Rombal que lleva por título ¿Qué es un niño?, para mí es la mejor descripción, ¿lo conoces?

Enorgullécete al ejercer el maravilloso rol de educador que te fue asignado como padre o madre, y si tienes duda en cómo llevarlo a cabo, ¡prepárate!, lee, escucha pláticas, asiste a talleres para padres, acércate a profesionales y orientadores familiares, pero regrésale la dignidad y el autodominio a tu hij@, lo puede estar perdiendo al ceder el control de sí a medicamentos y publicidad engañosa que no atenderá la raíz.

Aprende a disfrutar tu paternidad y maternidad ejerciendo tu autoridad con Tenacidad, Discernimiento, Habilidad y Amor (TDHA).

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