Diciembre es sinónimo de celebraciones, encuentros familiares y en general las fiestas de fin de año. Sin embargo, también es uno de los meses más críticos en materia de consumo excesivo de alcohol, con un aumento de intoxicaciones, accidentes de tránsito y emergencias médicas. Así lo advierte Ana María Arbeláez, gerente de sociedad y sostenibilidad de Diageo Colombia, quien subraya que el reto no es prohibir, sino promover una convivencia responsable alrededor del alcohol.
“En las festividades de diciembre pueden aumentar los comportamientos de alto riesgo frente al consumo excesivo de alcohol. El reto es cómo lograr que el alcohol en esta época siga siendo parte de la convivencia responsable y no un factor de tragedia. Más allá de la regulación y las advertencias en las etiquetas, la prevención comienza con la educación basada en evidencia, no desde la prohibición”, dijo Arbeláez.
Cero alcohol en menores y educación para adultos
Uno de los puntos centrales del llamado es la protección de los menores de edad. “El consumo de alcohol en menores no solo está prohibido por la ley, sino que constituye una línea ética y social inquebrantable. Padres, escuelas, comunidad e industria debemos actuar conjuntamente para garantizar que los jóvenes crezcan libres de la presión o la exposición temprana al alcohol. En muchas celebraciones son los mismos allegados o familiares quienes ofrecen alcohol a menores, por desconocimiento del daño que esto puede causar. El consumo de alcohol en menores de 18 años debe ser cero, ya que beber a temprana edad puede interferir con el desarrollo normal del cerebro y otros órganos vitales”, explicó la ejecutiva.
En el caso de los adultos que deciden consumir, la clave está en comprender qué es moderación. “Cuando una persona entiende cómo su cuerpo procesa el alcohol y logra diferenciar entre un uso moderado y uno nocivo, el consumo puede ser compatible con un estilo de vida saludable”, explica.
Riesgos para la seguridad y licor adulterado
El consumo desmedido también impacta directamente la seguridad. La alteración del juicio y la coordinación aumenta la probabilidad de siniestros viales. “Cuando se incurre en un consumo nocivo, pueden desencadenarse situaciones de riesgo como la intoxicación por alcohol, un problema grave que compromete la salud. Una intoxicación aguda ocurre cuando se ingieren grandes cantidades de alcohol en poco tiempo, afectando funciones vitales como la respiración, el ritmo cardíaco y la temperatura corporal; en casos extremos puede causar coma o incluso la muerte”, agregó Arbeláez.
A esto se suma un peligro adicional en diciembre: el licor adulterado. La circulación de bebidas ilegales con metanol u otras toxinas puede causar intoxicaciones masivas, ceguera o la muerte. Por ello, la recomendación es adquirir licor únicamente en establecimientos autorizados, verificar sellos y desconfiar de precios excesivamente bajos.
¿Cuándo el consumo de licor deja de ser moderado?
Según la experta, una herramienta clave para identificar excesos es el “trago estándar”, una medida que permite calcular la cantidad real de alcohol ingerido. “Beber más de un trago estándar por hora en hombres y más de uno cada hora y media en mujeres ya sobrepasa la moderación”, indicó.
Las señales más claras son la dificultad para coordinar movimientos, habla arrastrada, confusión, vómito o somnolencia profunda son manifestaciones claras de intoxicación.
Entre los consejos prácticos para las fiestas están establecer límites claros, evitar el “atracón” de alcohol, no beber con el estómago vacío, mantenerse hidratado y designar siempre un conductor sobrio. “No beber y conducir debe ser una regla absoluta”, enfatiza Arbeláez. También insiste en fomentar una cultura de respeto: no presionar a otros a beber y ofrecer alternativas sin alcohol en las reuniones.
¿Qué hacer ante una intoxicación por licor?
Si una persona presenta síntomas graves como pérdida de conciencia, vómitos incontrolables o respiración irregular, la recomendación es actuar de inmediato. “Es fundamental llamar al 123, no dejar sola a la persona y brindar toda la información posible a los servicios de emergencia”, señaló.
En conclusión, diciembre exige un esfuerzo adicional de responsabilidad compartida. “Beber de forma consciente no solo protege a quien consume, sino que cuida a quienes lo rodean. La meta es que la alegría de las fiestas no se vea empañada por excesos que se pueden evitar”, concluyó Arbeláez.

