El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, afirmó este sábado 25 de octubre que Washington no impondrá nuevos aranceles a Colombia, pese a las recientes sanciones aplicadas contra el presidente Gustavo Petro y varios miembros de su círculo cercano. Las declaraciones del funcionario buscan separar las medidas diplomáticas dirigidas al mandatario de las relaciones bilaterales con la nación suramericana.
“Nuestro problema con el actual presidente (Petro)… es que, de hecho, no está cooperando en nuestra lucha contra las drogas, y consideramos que era mejor abordarlo a nivel individual”, señaló Rubio al ser consultado por periodistas durante la gira del presidente Donald Trump por Asia.
El secretario de Estado subrayó que las sanciones se enfocan exclusivamente en Petro, su familia y sus principales colaboradores. “Nuestras relaciones con el pueblo colombiano, el sector económico colombiano, la mayoría de los políticos colombianos y sus instituciones, en particular las de defensa, son sólidas y duraderas, y seguirán siendo … mucho después de que este individuo deje de ser presidente”, añadió el jefe de la diplomacia estadounidense.
Medidas financieras y tensiones crecientes
Las declaraciones de Rubio llegan un día después de que el Departamento del Tesoro anunciara la inclusión de Petro, su esposa Verónica Alcocer, su hijo Nicolás Petro y el ministro del Interior, Armando Benedetti, en la llamada “Lista Clinton”, bajo acusaciones de presuntos vínculos con el narcotráfico.
La medida se suma a la decisión previa del presidente Donald Trump de suspender la ayuda económica a Colombia, tras calificar a Petro como “líder del narcotráfico”. Además, Washington revocó la visa del mandatario colombiano y retiró al país de la lista de naciones que cooperaron en la lucha contra el tráfico de drogas durante el último año.
Sin impacto económico directo sobre Colombia
Rubio enfatizó que Estados Unidos “no quiere perjudicar la economía colombiana” y que las decisiones adoptadas buscan sancionar comportamientos individuales, no afectar al comercio ni al pueblo del país andino. “Esto no es un enfrentamiento entre Estados Unidos y Colombia. Es nuestra reacción a las acciones de un líder extranjero que se ha convertido en hostil… por eso no vemos medidas arancelarias”, explicó.
Mientras tanto, el aumento de operaciones militares estadounidenses en el Caribe y el Pacífico, en el marco de su estrategia antidrogas, ha incrementado la tensión regional. Según cifras del Ejército estadounidense, los recientes ataques contra embarcaciones sospechosas han dejado al menos 43 muertos y 10 navíos hundidos.
La crisis diplomática entre Washington y Bogotá continúa escalando, en un contexto en el que Colombia se prepara para las elecciones presidenciales de 2026 y la Casa Blanca refuerza su postura de sanciones selectivas sin comprometer los lazos económicos con uno de sus aliados históricos en la región.

