A pocos días de que se cumpla un año del asesinato de Juan Felipe Rincón, un joven de 21 años e hijo del general retirado William Rincón, el caso toma un nuevo giro. Recientes revelaciones del programa Séptimo Día han puesto sobre la mesa grabaciones inéditas con audio original de cámaras de seguridad, junto con declaraciones que apuntan a un plan premeditado con fines extorsivos.
Estas nuevas evidencias podrían reconfigurar el escenario del crimen ocurrido el 24 de noviembre de 2024 en el barrio Quiroga, sur de Bogotá, y cambiar radicalmente la dirección de la investigación, que hasta ahora no ha podido esclarecer por completo las responsabilidades penales.
Un encuentro planeado
El material revelado incluye audios de llamadas y conversaciones captadas por cámaras de seguridad. Según la Unidad de Investigación Criminal de la Defensa (UID), estos registros demostrarían que Katherine Sotelo, de 33 años, coordinó junto a una menor de edad de 15 años una cita con Juan Felipe, utilizando una estrategia de engaño a través de redes sociales.
“¿Dónde está?”, se escucha preguntar a Sotelo en uno de los audios citados por El Espectador. Para los investigadores, esta frase evidencia una planeación previa del encuentro en el que Juan Felipe fue conducido hasta el lugar donde ocurrió la agresión.
Un crimen con múltiples actores
Cámaras de seguridad muestran que, tras encontrarse con la menor en un centro comercial, Juan Felipe la llevó a su apartamento. Al día siguiente, acompañado por ella y su escolta Sergio Rico, se dirigió al barrio Quiroga. Allí fueron interceptados por Andrés Camilo Sotelo (hermano de Katherine) y su pareja Tatiana Vega.
Según la UID, los nuevos audios muestran una posible coordinación entre los implicados. Poco después se produjo un altercado que terminó con un disparo. Aunque el escolta realizó una detonación al aire, el impacto mortal lo recibió Juan Felipe en el pecho, además de múltiples golpes en rostro y torso.
“Se trata de un primer disparo de advertencia que realiza el patrullero Rico para que puedan soltar al protegido, pero no impactó contra nada”, aseguró Yefrin Garavito, director de la UID.
Arma modificada y dudas sin resolver
La principal incógnita persiste: ¿quién accionó el arma que causó la muerte? Aunque Andrés Camilo Sotelo admitió haber golpeado a Rincón con la cacha de un revólver traumático, niega haber disparado. Además, no se encontraron residuos de pólvora en sus manos, y sostiene que el proyectil mortal provino del arma del escolta.
Por su parte, la menor implicada ofreció una versión que podría cambiar el rumbo del caso. En video, afirma:“Estoy dispuesta a hablar a cambio de protección para mí y para mi familia”, lo que reforzaría la teoría de un plan de extorsión.
Ni Tatiana Vega, ni Katherine Sotelo ni el escolta han ofrecido su versión a la opinión pública. Mientras tanto, la Fiscalía continúa con el análisis de las nuevas pruebas. El general Rincón, padre de la víctima, ha sido enfático en su exigencia de justicia: busca no solo esclarecer la muerte de su hijo, sino alertar sobre el modus operandi de organizaciones que utilizan perfiles falsos para emboscar a jóvenes desprevenidos.
El caso, aún sin resolverse, mantiene abierta una serie de interrogantes que podrían ser clave para determinar la verdad judicial. La presión mediática y el nuevo material forense podrían acelerar respuestas que, hasta hoy, han tardado demasiado en llegar.

