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Casi la mitad de los niños y jóvenes en Colombia sufre estrés o ansiedad por presión académica

El estrés académico, la presión y el miedo a la exclusión impactan el bienestar emocional de niños y jóvenes en Colombia.

Salud Mental
Salud Mental (africaimages.com (Olga Yastremsk)

La educación en Colombia atraviesa una crisis invisible, una que no se refleja en las pruebas Saber ni en los indicadores de deserción: la salud mental del estudiantado. Según datos recientes de UNICEF (2024), el 44.7% de niños, niñas y adolescentes colombianos presenta algún tipo de afectación emocional o psicológica, lo que revela una “pandemia silenciosa” que crece dentro de las aulas.

De acuerdo con estudios recientes, más del 35% de los estudiantes de secundaria experimenta niveles de estrés o preocupación académica excesiva, un fenómeno que compromete tanto su rendimiento como su bienestar. La psicóloga escolar Natalia Cortés, docente de Emociones en Equilibrio del Colegio Monterrosales, advierte que “la ansiedad no toma vacaciones. Cuando un joven se ve obligado a enfrentar situaciones poco favorables en las aulas, las afectaciones trascienden a todas las esferas de su vida”.

Tres causas que disparan el estrés escolar crónico

Expertos coinciden en que el estrés estudiantil no es una falla individual, sino un reflejo de la estructura rígida del sistema educativo colombiano. La especialista Natalia Cortés identifica tres factores estructurales que hoy mantienen en desequilibrio la balanza entre el aprendizaje y la salud emocional:

  1. Rigidez horaria y falta de flexibilidad: los horarios uniformes ignoran los diferentes ritmos de aprendizaje y necesidades personales.
  2. Temor a la exclusión: el acoso escolar, la discriminación por capacidades, color de piel o religión, y el miedo a “no encajar” generan ansiedad constante.
  3. Conflicto entre deber y pasión: las exigencias académicas chocan con los intereses artísticos o deportivos, forzando a los jóvenes a elegir entre su bienestar y las métricas institucionales.

Cinco señales de alerta que padres y docentes no deben ignorar

El estrés escolar crónico suele confundirse con “pereza” o “mal humor”, pero presenta síntomas claros que requieren atención profesional. Estas son las cinco manifestaciones más comunes según la psicóloga Cortés:


  • 1. Quejas somáticas: dolores de cabeza o estómago sin causa médica, especialmente antes de asistir a clase o presentar exámenes.
  • 2. Alteraciones del sueño: insomnio o necesidad excesiva de dormir como forma de escape emocional.
  • 3. Irritabilidad o aislamiento: cambios de humor, explosiones de ira o retraimiento social.
  • 4. Perfeccionismo paralizante: miedo a equivocarse, que genera procrastinación y bloqueos.
  • 5. Regresión conductual: en niños pequeños, retorno a hábitos superados (chuparse el dedo, mojar la cama) frente a situaciones de estrés.

El estrés escolar es una barrera directa para la educación de calidad. La presión por el rendimiento y el miedo a la exclusión deterioran la salud emocional de nuestros jóvenes”, concluye Cortés.

La Política Nacional de Salud Mental (2024-2033) establece un marco que prioriza la prevención y atención temprana en todos los ciclos de vida, incluyendo el ámbito educativo. Este plan propone eliminar barreras de acceso, articular esfuerzos entre los sectores salud y educación, y fortalecer las competencias emocionales de docentes y familias.

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