En el sur de Bogotá, una fábrica clandestina de morcilla fue clausurada por las autoridades tras descubrir graves irregularidades sanitarias que ponían en riesgo la salud de los consumidores. El operativo se llevó a cabo en el barrio Socorro, en la localidad de Kennedy, donde funcionarios de la Alcaldía Local de Kennedy, la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia (SDSCJ) y la Policía Metropolitana de Bogotá realizaron una inspección sorpresa.
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El hallazgo fue descrito por las autoridades como “repugnante”. En el sitio, donde se elaboraban productos cárnicos sin los permisos ni las condiciones de higiene requeridas, se encontraron heces de roedores, presencia de gatos en el área de procesamiento, y evidencias de contaminación cruzada entre alimentos y sustancias químicas, como detergentes y residuos orgánicos acumulados.
De acuerdo con el reporte oficial, la fábrica ya había sido visitada en inspecciones anteriores, pero los responsables no atendieron las recomendaciones ni realizaron los correctivos exigidos. Por esta razón, el establecimiento fue sellado por 90 días, con posibilidad de sanciones adicionales si reincide.
Vecinos del sector habían denunciado olores nauseabundos y el aumento de plagas en la zona, lo que motivó la intervención. La comunidad manifestó su preocupación, ya que el producto era vendido ampliamente en la localidad y en zonas aledañas sin control sanitario.
La alcaldesa local de Kennedy, Karla Tathyana Marín, señaló que este operativo forma parte de una estrategia de vigilancia sanitaria que busca proteger la salud pública y promover buenas prácticas de manufactura en los negocios de alimentos.
“A pesar de los trabajos de sensibilización, inspección y control, los propietarios no cumplieron con los requisitos mínimos exigidos por la ley. Su reincidencia pone en riesgo la salud de la ciudadanía con la fabricación y venta de este producto tan apetecido”, afirmó Marín.
Las autoridades reiteraron su llamado a los consumidores para que adquieran productos cárnicos únicamente en lugares certificados y que cumplan con las normas sanitarias. Este operativo se enmarca dentro de la estrategia “Bogotá Segura y Saludable”, que busca cerrar establecimientos clandestinos y garantizar que los alimentos que llegan a la mesa de los bogotanos sean seguros y de calidad.