En una declaración que ha sacudido la geopolítica latinoamericana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para llevar a cabo operaciones encubiertas en Venezuela, una decisión que intensifica la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro y eleva el riesgo de un nuevo episodio de confrontación regional.
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Durante una comparecencia en la Casa Blanca, Trump no solo ratificó los reportes publicados por The New York Times, sino que además adelantó que su administración está considerando ataques dirigidos contra los carteles de la droga venezolanos, los cuales —según él— son responsables de enviar narcóticos a Estados Unidos por mar y tierra.
“Autoricé a la CIA por dos razones: porque Venezuela ha vaciado sus prisiones y enviado a los presos a Estados Unidos, y por el problema de las drogas”, dijo el mandatario, acompañado del director del FBI, Kash Patel, y la fiscal general Pam Bondi.
La declaración marca un punto de inflexión en la política estadounidense hacia Caracas. Desde las disputadas elecciones presidenciales de julio de 2024, que Washington no reconoció, la Casa Blanca ha redoblado sus esfuerzos por aislar diplomáticamente a Maduro y apoyar movimientos opositores internos.
Sin embargo, el anuncio de posibles ataques militares o incursiones terrestres eleva la tensión en una región ya marcada por la inestabilidad. Según fuentes citadas por The New York Times, la autorización de Trump permitiría a la CIA actuar de manera unilateral o como parte de una estrategia militar más amplia, sin necesidad de aprobación del Congreso o de socios internacionales.
Expertos en derechos humanos de la ONU han expresado su preocupación por la creciente militarización estadounidense en el Caribe, especialmente después de que al menos cinco ataques navales en las últimas semanas resultaran en la muerte de 27 personas, catalogadas por los investigadores como posibles ejecuciones extrajudiciales.
El gobierno de Maduro, por su parte, ha denunciado lo que considera una “agresión imperialista” y ha ordenado elevar el nivel de alerta en las fronteras y zonas costeras. Caracas teme que las operaciones encubiertas sean un preludio para un intento de derrocamiento del régimen venezolano.
Aunque Venezuela tiene una participación menor en el tráfico de drogas regional, Washington insiste en vincular al gobierno de Maduro con organizaciones narcotraficantes y mantiene una recompensa de 50 millones de dólares por información que lleve a su captura.
El anuncio de Trump podría redefinir las relaciones de Estados Unidos con América Latina y abrir un nuevo capítulo de confrontación ideológica y militar. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela los próximos pasos de la Casa Blanca y de la CIA en territorio venezolano, conscientes de que cualquier acción encubierta podría desatar una crisis diplomática de gran magnitud.

