Un acto de profanación en el corazón del cristianismo ha generado repudio mundial. El pasado viernes 10 de octubre, un hombre fue detenido tras orinar sobre una de las columnas que rodean el altar mayor de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, uno de los lugares más sagrados para los católicos.El hecho, ocurrido ante decenas de turistas, fue grabado por una cámara de seguridad y difundido por el diario italiano Il Tempo, que reveló que el papa León XIV quedó “conmocionado” al conocer la noticia.
Según el reporte, el hombre logró subir hasta la base del Altar de la Confesión, en pleno centro del templo, donde bajó sus pantalones y orinó sobre la estructura sagrada. Aunque agentes de seguridad vestidos de civil intervinieron rápidamente, no alcanzaron a evitar el ultraje. Las imágenes se viralizaron en redes sociales y han despertado un intenso debate sobre la seguridad en el Vaticano.
El Vaticano no ha emitido un comunicado oficial, pero fuentes cercanas al pontífice aseguraron a Il Tempo que el papa solicitará una revisión del protocolo de vigilancia dentro de la basílica, especialmente tras una serie de incidentes ocurridos en los últimos años.
No es la primera vez que hay actos vandálicos en la basílica de San Pedro
El ataque recordó otros episodios de profanación en la historia del Vaticano. Uno de los más recordados ocurrió el 21 de mayo de 1972, cuando el geólogo húngaro Laszlo Toth, que afirmaba ser Jesucristo, destruyó parte de la escultura de La Piedad de Miguel Ángel. Con un martillo, le amputó un brazo a la Virgen María y dañó el rostro de la obra, antes de ser reducido por los presentes.
Décadas después, en junio de 2023, otro hombre irrumpió desnudo en el altar con la frase “Salven a los niños de Ucrania” escrita en su espalda, en protesta por la guerra contra Rusia.Más recientemente, en febrero de 2025, un ciudadano rumano provocó la caída de varios candelabros durante una celebración litúrgica, causando daños materiales menores pero gran escándalo mediático.
Preocupación por la seguridad en el Vaticano
Estos incidentes han reavivado las críticas sobre las medidas de control en uno de los sitios más visitados del mundo. Cada año, más de 10 millones de peregrinos y turistas ingresan a la basílica, considerada el epicentro espiritual del catolicismo.
Expertos en patrimonio religioso han pedido reforzar los protocolos y aumentar la presencia de agentes de seguridad encubiertos para evitar nuevos actos de vandalismo.
El Vaticano, que tradicionalmente mantiene una política de reserva ante este tipo de situaciones, enfrenta ahora la presión internacional de proteger con mayor rigor los tesoros artísticos y religiosos que alberga.

