En Colombia muchos mayores no lograron pensionarse, por las calles de urbes grandes y de muncicipios con menor tamaño, se ve a mayores empujando un carro de helados o dedicados a diversas actividades para ganarse el jornal, por ello es que el gobierno nacional incluyó en la Reforma Pensional, aprobada por el Congreso, una renta básica mensual, de la cual harán parte las personas que estén en el Pilar Solidario de esta ley, que se basa en un Sistema de pilares para agrupar a la población, estos de acuerdo a los ingresos cotizados.
En la tarea para inscribir el mayor número de mayores a este derecho, se han generado jornadas masivas en las diferentes regiones del país. Bogotá, no es la excepción. Al respecto Mauricio Rodríguez, Director de Prosperidad Social, entidad que está al frente de la tarea de implementación y búsqueda de las personas a inscribir, menciona que la tarea avanza con gran velocidad “hoy ya tenemos más de un millón de abuelos y de abuelas inscritos, que entrarán al Pilar Solidario una vez la Corte Constitucional apruebe la Reforma Pensional, es una tarea en la que hemos contado con el apoyo de Juntas de Acción Comunal, organizaciones sociales, campesinas, gobiernos locales, de la mano de Prosperidad Social, tocando la puerta, buscando a los mayores que son pilar de nuestra sociedad”.
Ciudad Bolívar es una localidad del sur de Bogotá, la mayoría de sus barrios están sobre las montañas, los cuales se fueron creando al ritmo de las migraciones de personas que huían del conflicto, la falta de oportunidades, la falta de ingresos y la esperanza de poder tener una vida mejor en la capital. En su mayoría, las calles de esta localidad empezaron como invasiones lo que en Brasil se reconoce como Favelas. Hace pocos días, el 26 de septiembre, en las instalaciones del CADE Manitas, se inscribieron más de 700 personas.
Historias de beneficiarios de Dignidad Mayor
En el CADE Manitas, en lo alto de una montaña del sur de Bogotá, las personas iban llegando, allí se encontraba Álvaro Espitia, un hombre de 54 años, que buscaba poder inscribir a su señora madre. Llegó caminando apoyado de dos muletas, con mirada expectante se acerca a una funcionaria y le señala: “Mi madre no puede asistir, tiene 80 años y prácticamente no puede caminar; ya nos hemos caído dos veces cuando la llevo al hospital, mire usted, yo también estoy en muletas”. La funcionaria le responde que, si trajo los documentos de la señora puede ayudarle.
Las personas mayores se encuentran sentadas, con paciencia esperan el llamado, sus rostros reflejan esperanza. A cada uno se le asigna una ficha, los llaman por su nombre: “por favor, tener la cédula original en las manos”. Se van acercando al escritorio donde están inscribiéndolos, responden a cada pregunta con calma y claridad, el proceso solo toma unos minutos, y así debe ser, al ser una asistencia masiva, la celeridad y claridad en el paso a paso es importante. Los ojos de Álvaro Espitia brillan, también sonríe y le cuenta al equipo de periodistas: “ya pude inscribir a mi mamita, tengo que ir a contarle esta buena noticia”.
La casa se ubica en la parte alta de Ciudad Bolívar, Álvaro ingresa y en el pasillo se encuentra con su madre, la señora Ana Elvira Pineda, porta un buzo rojo, una gorra verde que cubre sus canas y una sudadera con adornos navideños. Abraza a su hijo y le bendice: “Hola hijito, que bueno verlo, ¿cómo me le fue?” le dice cuando todavía lo está abrazando. “Bien madre, ya la pude inscribir, mamá”. Responde él. En una de las paredes de la casa, en un cuadro de feliz cumpleaños, está inscrito “Te queremos mami”.
Ana Elvira es el pilar de ese hogar, el lugar donde siempre vuelven sus hijos. Su lugar seguro. Mientras le pide a su hijo que se siente al lado de ella mira y agradece la visita de los periodistas. El primer trabajo por el que doña Elvira recibió sueldo fue cuando empezó a lavar ropa, “me pagaban 600 pesos por lavar unas canecadas más grandes que las que usted ve acá” dice esto y señala una de más de un metro de altura. Con estos trabajos logró criar a sus cinco hijos.
Álvaro escucha hablar a doña Elvira y guarda silencio, solo la observa, en ocasiones pasa su mano derecha por los hombros de ella y con su mano izquierda sostiene las muletas. Doña Elvira afirma que los 230 mil , que le van a entregar como renta mensual, son un cambio para ella: “En primer lugar puedo cambiar este techo, por ahí se entra el agua, imagínese usted, y yo viviendo sola, pregunté por el arreglo y me cobran dos millones de pesos por empelotar la casa y poner unas tejas y yo de dónde, sino tengo de dónde, yo nunca he recibido nada porque como no me dan nada. Este dinero me va a cambiar la vida”.
Álvaro pide la palabra, y me dice: “es que ustedes vieron la alegría que me dio cuando la muchacha me dijo: ‘su mamá ya quedó inscrita, su mamá es discapacitada´, y vea, como me dijeron, hasta yo puedo llegar a ser beneficiario, porque como usted ve, yo ando en muletas y me dijeron que, si me certifican de que perdí el 50% de la capacidad laboral, también puedo acceder a ese derecho”. Y es verdad, las personas que tengan más de 55 años los hombres y más de 50 las mujeres podrán acceder a este ingreso, con la certificación del porcentaje de discapacidad que mencionaba Álvaro, que debe ser igual o superior al cincuenta por ciento.
Doña Elvira retoma la palabra diciendo que ella fue madre comunitaria, que ha tenido que atender partos y que, hasta los perros de la calle, si los ve heridos, los cura. En ese momento, Álvaro interrumpe y asevera: “es que como yo digo, ella prefiere aguantar todo ella, con tal de ayudar a los otros abuelos”. Su madre lo interrumpe: “Yo trabajé como madre comunitaria y ahorré para la pensión que para los 55 años, porque me cogió la Ley cien y me la robaron, no me dieron nada” Ahora, a sus 80 años, podrá acceder a un ingreso mensual, así como las mujeres mayores de 60 años que cumplan con los demás requisitos: hacer parte del Sisben y no recibir otra pensión.
Estas jornadas masivas son fundamentales, pero no son el único camino: existen otros puntos de atención como los SuperCades, oficinas regionales de Prosperidad Social, dependencias municipales del adulto mayor en alcaldías de municipios e incluso brigadas móviles para zonas rurales. Todo esto hace parte de una transición del programa Colombia Mayor hacia el Pilar Solidario, como lo afirma Mauricio Rodríguez, director de la entidad, “todas esas personas recibirán su ingreso de doscientos treinta mil pesos a partir de este mismo año”, esto sin importar lo que pase con la Corte Constitucional y su aprobación de la Reforma Pensional.

