Vincent Pacheco, una joven trans nacida en Roma y criada entre Europa y Venezuela, protagonizó una historia que ha captado la atención nacional tras revelar en un pódcast cómo pasó de desfilar en la Semana de la Moda de Bogotá a ser recluida en la cárcel de Guaduas por extorsión y robo agravado.

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A sus 20 años, mientras consolidaba una imagen pública vinculada al glamour, llevaba una vida paralela como trabajadora sexual y extorsionista. Así lo relató en el pódcast Más allá del silencio, conducido por Rafael Poveda, donde describió con detalle su modus operandi y el camino que la llevó a acumular más de $500 millones a través del chantaje a un adulto mayor de 74 años.

Una infancia marcada por el abandono

Nacida en 1999, Pacheco vivió en Sicilia, Madrid y finalmente en Venezuela, donde quedó a cargo de su abuela hasta su fallecimiento. A los 9 años comenzó un camino errante, con conflictos familiares que la llevaron a abandonar el hogar apenas a los 13. En las calles de Maracay fue acogida por una comunidad trans dedicada al trabajo sexual.

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“Me dijeron: ‘Vas a vivir acá, pero esta va a ser tu peluca. Te vas a colocar esos tacones’”, recordó durante la entrevista.

Fue allí donde desarrolló técnicas para robar a sus clientes, perfeccionadas con el tiempo y utilizadas más adelante en Bogotá.

Bogotá, el escenario del fraude

Pacheco llegó primero a Cúcuta y luego a Bogotá, donde comenzó a buscar clientes adinerados en zonas exclusivas como Chapinero, La 93 o La Calera. Su conocimiento de varios idiomas le permitió acceder a un público extranjero, al que manipulaba psicológicamente.

“Yo analizaba primeramente los cuadros. En los cuadros yo me daba cuenta de la familia, de todo, quién componía ese hogar”, explicó.

Grababa los encuentros íntimos y usaba los videos como herramienta de extorsión. Cuando las amenazas no eran suficientes, recurría al llamado “paseo millonario”, obligando a las víctimas a comprarle artículos hasta agotar sus tarjetas.

Así fue como una modelo trans engaño a un aciano para robarlo

Todo terminó cuando fue contactada por un adulto mayor en Teusaquillo. A cambio de un servicio sexual de $150.000, Pacheco descubrió un clóset con altas sumas de dinero:

“Logré sacar $26 millones de ese clóset en ese momento, en ese día, por un servicio de $150 que terminó en $26 millones”, confesó.

Durante siete meses continuó extrayendo dinero hasta que, al organizar un último encuentro, fue arrestada por agentes del Gaula.

“Cruzo toda la Caracas, el señor está ahí, veo al señor a los ojos… ya no me presenta la misma confianza”, relató sobre el momento de su detención.

Tras su captura, fue recluida primero en La Picota y luego en Guaduas, donde hoy cumple su condena con buena conducta. Desde la cárcel reflexiona sobre su pasado:

“Me hace sentir orgullosa lo fuerte que he sido en mi vida y que de todo lo malo que hice, me enorgullezco más del aprendizaje que del daño que causé tanto a mí misma como a la persona que robé, como a la persona que extorsioné”.

Ahora, su objetivo es cambiar de vida y rehacer su camino junto a su pareja, quien también está privado de la libertad.