“En el momento en que íbamos a entregar el dinero, tres hombres salen armados con revólver. A mí me tiran al piso y me pegan un cachazo en la cabeza, a mi socio lo empiezan a ahorcar y a la ingeniera la amarran a una silla. Nos dijeron que nos iban a matar”. Este es el relato de Cristian Ospina, un joven concejal del municipio de Rionegro, Antioquia, quien el pasado 20 de agosto, fue víctima de un secuestro exprés en Silvania, Cundinamarca.
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Ospina es joven, tiene 34 años y posee el carisma que caracteriza al antioqueño. Es contador público y además de ser concejal, también es comerciante, tiene una ferretería en Itagüí donde le hace “el quiebre a la plata”.
Aunque en una primera oportunidad se creyó que su secuestro se debía a motivos políticos, la realidad es que no tenía que ver con su función pública. Cristian asegura que una llamada del 10 de agosto de 2025 a su amigo y socio fue donde empezó todo.
“Mi amigo tiene una empresa, una constructora, en la cual los dos trabajamos muy de la mano. Él construye y yo le suministro los materiales. Él recibe una llamada desde Bogotá, un hombre se presenta como supuesto capitán de la Policía. El individuo en cuestión le pide la posibilidad de ir a mirar unas propiedades, con el objetivo de hacer un proyecto de construcción”, describe Cristian Ospina.
Con risa irónica y aún sin poder creerlo, el concejal señala que el supuesto capitán le suministró a su amigo el nombre completo y la ubicación donde se encontraba. El socio con algún presentimiento que más adelante terminó siendo real, investigó a profundidad al hombre que le planteó el negocio.
“Efectivamente la persona existía en nombre y cargo. Lo que no sabíamos era si era la misma persona. Sin embargo él realizó varias videollamadas y mi compañero veía que estaba uniformado. Eso nos dio confianza”, relata el concejal.
“Mi socio me dice: - ‘¡Eh, Pepo!, posiblemente se va a dar el negocio en Bogotá, vamos a ver qué tal’. - Yo le dije: ‘¿Ya revisó bien que sea pues confiable?’.- Me dijo: ‘Sí, totalmente confiable, seguro’”.
El concejal señala que el miércoles 20 de agosto, tomaron uno de los primeros vuelos hacia Bogotá, comprando también el pasaje de vuelta ese mismo día.
“Llegamos a Bogotá y ellos nos mandan la ubicación donde supuestamente debíamos llegar, en el aeropuerto de la capital nos encontramos con otra amiga ingeniera, compañera de mi socio. Afuera nos estaba esperando un taxi ya contratado para llevarnos a Fusagasugá, porque nosotros realmente no conocíamos nada”, especifica Ospina.
Efectivamente el taxi los trasladó hasta el municipio acordado, ubicado a un poco más de horas de Bogotá. Se quedaron en el centro de Fusagasugá y allí los recogió una persona en camioneta para llevarlos donde se iba a realizar el supuesto proyecto.
“Nos recoge un señor que se hace pasar por el papá del policía, inmediatamente hace una videollamada y le dice: - ‘Hijo, ya estoy acá con los constructores de Rionegro’. Todo parecía muy tranquilo, todo muy sano, nunca hubo presión de cuándo íbamos viajar o que necesitaran plata, todo generaba mucha confianza”, expresó el concejal de Rionegro.
La finca estaba ubicada a 15 minutos de la carretera principal. Una vez llegaron, los recibió cálidamente el supuesto capitán. El hombre, muy cordial, les explicó el proyecto de cabañas tipo glamping que quería realizar. Hizo sentar al concejal, a la ingeniera y al socio.
“En esa mesa aparece otro señor que se hace pasar por el hermano del capitán. En medio de la conversación ellos nos proponen otro negocio. Nos dicen: ‘Ustedes que son tan comerciantes, se ve que son echados para adelante, les proponemos un negocio también con dólares’. Inmediatamente nos sacan un bolso con 50 mil dólares y nos enredaron más”, expresó con pesar en su rostro el concejal.
En ese momento, el mismo Cristian ya convencido del nuevo acuerdo, le preguntó al supuesto capitán cuál era la garantía de que esos dólares eran buenos. El hombre les dio más seguridad y confianza. Les dio la libertad de que fueran al banco y verificaran la idoneidad de los billetes.
“Yo le digo bueno, necesitamos unos dólares para revisar realmente si son confiables o no. El hombre lo que hace es revolver en la mesa todos los dólares y dice: ‘Listo, escoja donde quiera la cantidad que ustedes quieran y vayan al banco inmediatamente para que revisen si sí - son buenos o no’”, detalló Cristian, quien confirma que tomaron una cantidad de dinero y lo llevaron al banco más cercano del municipio.
Efectivamente en el banco les confirmaron que los dólares eran legales, de calidad. En ese momento tanto el concejal como su socio, realizaron un avance de dinero para pagar los mencionados dólares. Nuevamente la camioneta que los llevó hasta el banco los recogió y los trasladó hasta la finca.
“Eso nos generó mucha confianza, porque nosotros les dijimos que si querían acompañarnos al banco para que no fueran a desconfiar. Cualquiera podía robarse así sea 500 dólares. Pero ellos nos dijeron: ‘Yo confío en ustedes, yo sé que ustedes son gente de palabra en negocios y vamos a hacer un buen negocio’”, relató Cristian.
Una vez de vuelta en la finca, el supuesto capitán les ofreció cerveza con el objetivo de celebrar el nuevo negocio que estaban haciendo. Entre el brindis y el clack de las botellas, tanto el concejal como su socio, empezaron a contar el dinero para pagar los dólares. En ese momento tres hombres armados, encapuchados y con revólver irrumpieron en la escena e inmediatamente los amenazaron.
“A mí me tiran al suelo, al amigo mío lo empiezan ahorcar con una cadenita de oro que tenía y a la ingeniera la amarran a una silla. Me pegaron un cachazo con el revólver, nos quitaron los celulares, billeteras, plata y hasta los pantalones. Nos dijeron que nos iban a matar. En ese momento nos metieron en una habitación en la que estábamos arrodillados y mirando hacia el suelo”, relató el concejal.
Cristian y su amigo temieron por la ingeniera, ya que creían que los delincuentes podrían violarla. Incluso ella misma les suplicó que no la abusaran a lo que respondieron:
“Tranquila mamita que nosotros no somos violadores, si quisiéramos violarla hace rato lo hubiéramos hecho”.
Luego de pasar unos minutos que para el concejal, su amigo y la ingeniera fueron horas, los mismos hombres armados entraron a la habitación y les dijeron que el comandante de ellos. - les había dado la orden de asesinarlos o llevarlos secuestrados para el monte.
El miedo se apoderó de los tres. Cada uno empezó a hacerse a la idea de que no volverían a ver a sus seres queridos. No obstante, según el concejal, los secuestradores volvieron a la habitación y con celular en mano, les pidieron los ingresos a las cuentas bancarias.
“El hombre vuelve a ingresar y me pide que le dé las contraseñas de las cuentas bancarias, yo le digo que no las recuerdo y en ese momento me pone una navaja en el cuello, y cada vez que fallaba en el intento de entrar a la cuenta, me iba apretando el cuchillo. Efectivamente entro y hago dos transacciones, una por un millón y otra por trescientos mil pesos, que era lo único que tenía”, contó Cristian.
Tras el robo de dinero, los secuestradores les aseguraron que iban a dejar con libertad a dos de ellos, Cristian pensó que él era el que iba a quedar retenido por su condición de concejal. Sin embargo, el delincuente tras pensarlo cinco minutos, les dijo que les iba a dar cinco minutos para que salieran de la finca y desaparecieran.
De acuerdo al cabildante, la suma total del robo entre dinero en efectivo, transferencias y objetos materiales, suma alrededor de 45 millones de pesos.
“El tipo nos soltó y nosotros empezamos a correr por todo el monte. Empezamos primero a escuchar detenidamente los carros, para así tratar de salir a la autopista”, relató el concejal. En la carretera encontraron al taxista que siempre los trasladó y los estaba esperando para llevarlos de vuelta. Cristian, su amigo y la ingeniera interpusieron la denuncia en un retén del Ejército y luego en la Fiscalía.
Lograron tomar el vuelo de regreso a Rionegro a las 9 de la noche. Una vez llegó el concejal a su tierra, se fue trasladado al hospital ya que tenía un hematoma en su cabeza producto de los golpes que le propinaron con el arma.
El calor de su familia al encontrarse con ellos le dio un respiro a la agitación que llevaba desde que salió de Bogotá.
“Yo me imaginaba que iba a estar en una bolsa, que nos iban a picar. A mi compañero yo le decía, ‘hasta acá llegamos nosotros’”, relató el concejal
El secuestro exprés, como es conocido este tipo de delito, duró aproximadamente dos horas. El concejal aseguró que cuando los dejaron escapar eran las 4 de la tarde. Desde que ocurrieron estos hechos, Cristian Ospina asegura que la vida tanto a él como a su socio les ha cambiado.
“Yo tengo miedo de salir, pero me toca por mi función pública. Y cuando lo hago, trato de no demorarme, porque el tema de la seguridad en la región está difícil también. Mi socio y amigo tiene secuelas un poco más graves, no sale para nada de la casa y no quiere hablar con nadie sobre su experiencia. Lo ha marcado”, concluyó el concejal.
¿En qué va la investigación del caso?
PUBLIMETRO dialogó con la Fiscalía y conoció que la investigación está a cargo de un subintendente de la Policía. Con el objetivo de no entorpecer la misma, no nos dieron mayor información por intermedio del mismo concejal Cristian Ospina: “Se tienen identificados a los presuntos responsables de este secuestro y prontamente esperamos capturarlos”.
Sin embargo, consultamos con Andrés Nieto, director de Seguridad de la Gobernación de Cundinamarca, para conocer el tema a profundidad en el departamento. Nos explicó que en la región del centro del país, se han incrementado los casos de secuestros exprés en los que los delincuentes se hacen pasar por integrantes de grupos armados ya conocidos.
No obstante, el mismo funcionario declaró que en los 116 municipios que componen el departamento de Cundinamarca, “no hay presencia terrorista o de grupos armados al margen de la ley”.
En el caso preciso del concejal, su amigo y la ingeniera, Nieto confirmó que se trataría de un tipo de delincuencia común.
“La delincuencia común, usa los nombres de grandes grupos armados, haciéndose pasar por ellos, especialmente luego de hechos mediáticos en otras zonas del país, para generar miedo y dinamizar las extorsiones y el secuestro simple”, declaró el director de Seguridad del departamento.
Según cifras suministradas por la Gobernación, de enero a julio del presente año, 10 casos de secuestro se registraron en el departamento, aumentando en comparación con el 2024 bajo el mismo periodo, con 4 casos.
Al respecto, la Alcaldía de Fusagasugá declaró que este hecho no se presentó en su jurisdicción, sino en el municipio de Silvania, más exactamente en la vereda de San Luis Alto.
Sin embargo, aseguraron que la zona está presentando altos índices de la modalidad de ‘falso servicio’ y secuestro exprés “con la que delincuentes engañan a víctimas con vender lotes o fincas y realizan robos”.

