En la mañana del domingo 20 de julio el subintendente de la Dijín de la Policía Franque Esley Hoyos se dirigía hacia la ciudad de Arauca en una camioneta Nissan blanca cuando recibió un mensaje de WhatsApp de su esposa, Alejandra Sanabria. Desbloqueó el celular y se encontró con un video de su hijo de dos años que estaba en su casa, en Bogotá, estrenando unas botas de caucho. La forma en la que avanzaba tambaleándose le hizo gracia. “Parece un robot”, le contestó Franque a su esposa. Ella recuerda con vivacidad su respuesta porque fue el último mensaje que Franque le envió antes de que el Frente de Guerra Oriental del ELN lo secuestrara junto a su compañero, el patrullero de la Policía Yordyn Fabián Pérez.
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Franque y Yordyn habían llegado a los Llanos Orientales en la noche del sábado 19 de julio. Se quedaron en la casa del papá de Yordyn, quien vive en Yopal, Casanare. Planeaban salir temprano en la mañana, hacer una parada en Tame y luego llegar a su destino en Arauca.
Franque conoce bien Arauca porque estuvo allí de comisión entre el 2022 y el 2024. Desde hace casi siete años, su tarea ha sido investigar los asesinatos de líderes sociales, un coletazo del conflicto armado que se ha recrudecido en varias regiones del país. De hecho, Arauca no es la excepción. Solo entre el 2016 y el 2025 han sido asesinados 70 líderes sociales y comunitarios en Arauca, según las cifras recopiladas por Indepaz. Por eso es que las autoridades han tenido que desplegar sus labores investigativas en el departamento para esclarecer estos crímenes. Franque hacía parte de ese esfuerzo que ha hecho el Estado colombiano por judicializar a los responsables.
Después de trabajar en los Llanos Orientales a Franque lo enviaron a Cúcuta, en junio de este año lo trasladaron a Bogotá y en julio le dijeron que debía volver a Arauca. La noticia generó inquietud en su familia. Más aún, cuando le indicaron que debía desplazarse por tierra.
“Yo hablé con él ese sábado (19 de julio) a las 8 de la mañana, cuando me dijo que lo habían trasladado a Arauca. Yo le dije que no me daba confianza que se fuera por carretera. Algo me dijo que no podía confiar”, contó la mamá de Franque, Alba María Murcia.
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Pero, como todos los miembros de la Fuerza Pública, Franque estaba siguiendo órdenes y por eso emprendió el viaje hacia Arauca. En la mañana del 20 de julio, cuando él y Yordyn recién salían de Yopal y se dirigían a Tame, llamó a su mamá. “Yo sentí que él estaba como asustado. Pero no le dije nada, sino que Dios me lo acompañara y que cuando llegara a Arauca me llamara”, sostuvo la mujer. Desde entonces, Franque no ha podido devolverle la llamada.
En efecto, después de hacer su parada en Tame, Franque y Yordyn fueron secuestrados por hombres armados del ELN. La camioneta blanca en la que se transportaban no tenía insignias de la Policía y ellos iban de civil. Sin embargo, los guerrilleros que los detuvieron lograron darse cuenta de que eran miembros de la Fuerza Pública.
El lugar en el que los secuestraron no está del todo claro. Por un lado, un reporte del Ejército compartido por la Revista Semana advierte que vieron la camioneta pasar por un puesto de control en el sector de Caño Verde a la 1 de la tarde de ese 20 de julio. Además, anotaron que una camioneta Hilux gris los estaba siguiendo. Sin embargo, el ELN advirtió que el secuestro se dio en un “control vial” que habían instalado entre los sectores de Flor Amarillo y Caño Limón, en el suroriente de Tame. Lo que llama la atención es que Flor Amarillo y Caño Limón están ubicados antes de Caño Verde. En todo caso, el reporte del Ejército apunta a que la camioneta blanca nunca pasó por el siguiente punto de control, en Caricare–Panamá.
La falta de pistas sobre el paradero de Franque y Yordyn preocupó a sus familiares y a las autoridades. Poco después el ELN se atribuyó el secuestro y unos días después publicó un video como prueba de supervivencia. Ambos policías aparecen en las grabaciones con sus uniformes, dan sus nombres y les piden al presidente Gustavo Petro y a la fiscal general de la Nación Luz Adriana Camargo que intercedan por su liberación. Ambos fueron obligados a repetir el discurso que sus captores les prepararon y a decir que se encontraban en buenas condiciones. Sin embargo, en sus ojos se asomaba un gesto de terror y una tristeza profunda por la incertidumbre que a partir de entonces quedó sembrada en los corazones de sus familias.
A Franque en Bogotá lo extrañan todos los días sus papás, sus hermanos, su esposa, su bebé de dos años y su hija mayor de once. A Yordyn lo espera su papá en Yopal, pero también su esposa y su hija en Medellín.
La guerra que desató el ELN en Arauca
El caso de Franque y Yordyn encierra una paradoja enorme: fueron secuestrados el Día de la Independencia por un grupo armado que se atreve a llevar la libertad en su nombre. Su historia, sin embargo, no es un hecho aislado. Se enmarca en un conflicto armado que se ha extendido por varias décadas. El ELN ha tenido una presencia histórica importante en el departamento de Arauca. En la actualidad el dominio lo ejerce su Frente Domingo Laín, que se está disputando el territorio con el Frente Décimo Martín Villa de las disidencias de las Farc del Estado Mayor Central.
“Esta disputa armada se ha prolongado por más de cuatro años. Entre el 2022 y el 2023 hubo una degradación del conflicto armado. Se volvieron casi que una tradición los atentados a inicios de año contra organizaciones sociales de base. Este enfrentamiento se da sobre todo por el control social y territorial del departamento. Lo que hemos identificado es que ambos grupos comparten presencia en todos los siete municipios de Arauca”, explicó Francisco Daza, coordinador de la Línea Paz, seguridad y Derechos Humanos de la Fundación Paz y Reconciliación.
Según Daza, el frente Domingo Laín se ha anotado varias victorias militares contra las disidencias de las Farc en Arauca a costa del sufrimiento de la sociedad civil. Entre tanto, el Frente Décimo ha tenido que replegarse en el departamento de Casanare, donde también se encuentra el Frente 28. El plan, al parecer, es fortalecerse para retomar su presencia en Arauca.
Pero más allá de la guerra que adelantan estos dos grupos armados ilegales entre sí, también han generado múltiples afectaciones entre la población civil y han protagonizado diversas acciones contra la Fuerza Pública en Arauca como el secuestro de Franque y Yordyn.
Poco ayuda el hecho de que el ELN también tiene una fuerte presencia en la frontera con Venezuela. Varias organizaciones que estudian el conflicto en Colombia han advertido que una vez ese grupo armado pasa la frontera deja de ser una guerrilla propiamente dicha y se convierte, paradójicamente, en un grupo paramilitar.
De hecho, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, aseguró en agosto pasado que el ELN había trasladado a Franque y a Yordyn a Venezuela junto a otros miembros del Ejército Nacional. La información del alto funcionario generó sentimientos encontrados entre sus familiares.
Ante estas declaraciones, PUBLIMETRO envió dos derechos de petición al Ministerio de Defensa y a la Dijín preguntando por el destino de Fabián y Yordyn. El Ministerio no contestó y la Dijín dio una respuesta escueta.
“Sobre la ubicación actual de los funcionarios, después de haber sido secuestrados por parte del GAO (Grupo Armado Organizado) ELN, se desconoce cualquier información, puesto que los mismos son materia de investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación (SIC)”, le respondió la Dijín a este medio.
Sin embargo, advirtieron que están haciendo las gestiones pertinentes para lograr su liberación. “Se han adelantado de manera oficiosa las gestiones, así como reuniones estratégicas, con las diferentes entidades gubernamentales y no gubernamentales, eclesiásticas y organismos internacionales, con el fin de que, en el marco de sus buenos oficios, se realicen las gestiones y acercamientos necesarios, que permitan la salida negociada para la liberación de los policiales”, concluyó la Dijín.
Un país atascado en una pesadilla
El 20 de agosto pasado las familias de Franque y Yordyn organizaron una velatón en la fría noche bogotana para exigir la liberación de los dos policías. Se plantaron en la Plaza de Bolívar, al frente del Congreso, en un espacio que ha sido testigo de las lágrimas y los lamentos de miles de víctimas que le han señalado incesantemente al Estado colombiano su incapacidad para protegerlas.
Había poco más de 40 personas. A quienes iban llegando les entregaban una vela con un vasito de plástico para que defendiera la llama del viento helado. En el centro de la reunión había fotos de Franque y Yordyn con mensajes escritos a mano. Una bandera de Colombia ondeaba lentamente.
Había un parlante pequeño en el que reprodujeron una playlist con canciones de Juanes sobre el conflicto. Se sentía como un viaje en el tiempo. Como si la Plaza de Bolívar hubiera regresado a principios de los años 2000, cuando la guerra truncaba las vidas de millones de personas y las familias de las víctimas llevaban a todo lado las fotos de sus hijos, padres, esposos y hermanos. Las cifras son distintas, claro, ya no se reportan más de 3.000 secuestros al año, ya a las personas no las meten en jaulas de alambres de púas, ya no permanecen tanto tiempo en cautiverio como para perder la noción de los avances tecnológicos que hubo durante su ausencia.
Aun así, es imposible no sentir que Colombia vive atascada en una pesadilla. Aunque sean 300 o 400 secuestros anuales, qué tiene que ver el dolor con los números. Qué importan las cifras frente a la zozobra absoluta de una ausencia que parece no tener ningún remedio.
Sobre las siete de la noche una mujer empezó a rezar un rosario. Luego, por el micrófono pasaron familiares y allegados de Franque. Habló incluso un congresista. Entretanto, la mamá de Franque, la señora Alba, que se encontraba en medio de la multitud sufrió un desvanecimiento. Tuvieron que traerle una silla de plástico para que se sentara.
Pasadas las 8 de la noche, las personas empezaron a despedirse. A la señora Alba se le acercaron varios compañeros de Franque. “Nosotros extrañamos esa sonrisa. Sabemos que él va a volver. Usted cuenta con nosotros, nunca va a estar sola. Seguramente no es mucho lo que podemos hacer, pero estamos de corazón con ustedes”, le dijo una de las compañeras de Franque. “Cuando él vuelva, me va a preguntar si ustedes se reportaron. Y yo le diré que sí”, le contestó la señora Alba, sonriendo entre lágrimas.
Aunque la tristeza la acechaba en medio de la noche y el frío, el recuerdo de Franque parecía animarla. “Mi hijo es muy alegre, una persona muy divertida. Un excelente hijo y un excelente papá”, contó la señora Alba esa noche.
La familia de Franque comenzó a recoger los vasos, lo que quedaba de las velas, las fotos y las banderas. Las personas se fueron yendo poco a poco, se despidieron con palabras de aliento y la Plaza quedó, como en otros días de manifestaciones multitudinarias, prácticamente sola, sumida en la oscuridad y el silencio.
La prueba más reciente de Franque y Yordyn
La incertidumbre continuó afectando a las familias y a los allegados de Franque y Yordyn durante los últimos días de agosto. A principios de septiembre, sin embargo, el ELN compartió una nueva prueba de supervivencia. Publicó varios videos de secuestrados: de Franque, de Yordyn y de dos funcionarios de la Fiscalía General de la Nación que también habían sido raptados.
En los videos, que al parecer fueron grabados el pasado 31 de agosto, se reflejan las huellas del cautiverio. Ya tenían barba de varios días, se les veía cansancio en los ojos y ya no estaban vestidos con sus uniformes. En vez de eso, tenían puestas unas camisetas de colores desvaídos y hablaban con desgano, con dolor en la voz.
“Quiero enviarles un saludo muy especial con mucho amor a mis padres, a mi esposa, a mis hijos, a mis hermanos, que los amo con todo mi corazón y ya pronto estaré con ustedes”, dijo Franque en el video, con pausas largas, y la voz ahogada por el sentimiento.
En Bogotá, mientras tanto, su esposa y su familia no han dejado de moverse por su libertad. De hecho, el pasado 17 de septiembre durante un debate de moción de censura al que citaron al ministro Pedro Sánchez, Alejandra se paró en el atril de la Cámara de Representantes y se dirigió a la audiencia siempre dispersa y generalmente apática del Capitolio.
Tenía una camiseta blanca con una foto impresa de Franque y de Yordyn. “Les solicitamos de manera muy atenta a todos que, por favor, no sean indiferentes ante el caso del secuestro de mi esposo, que es subintendente de la Policía y le sirve al Estado”, empezó diciendo Alejandra, armándose de valor. Aunque estaba nerviosa y las manos le temblaban, sus palabras fueron cobrando fuerza y altivez.
“En este momento nosotros nos encontramos desesperanzados. Tenemos a un Gobierno y a un ministro de Defensa que no nos dicen nada. Se suman al silencio del ELN. Nos dejan abandonados como familia. No sabemos qué hacer (...). No sabemos qué decirles a sus hijos, cómo contarles que su papá posiblemente vuelva o simplemente nos lo entreguen… como a muchos, en bolsas… No sé cómo decirle a la mamá que tenga esperanza (...) La voz de todos ustedes nos ayuda a hacer un poco de presión para que los tengan en cuenta, para que ellos no sean olvidados”, dijo Alejandra, sin interrumpir su discurso, sin parar siquiera para llorar, aunque tenía todos los motivos para hacerlo.