En el corazón del Pacífico colombiano, entre una espesa selva de bosque húmedo y rodeado de mar, se encuentra uno de los santuarios naturales más bellos y ricos de todo el continente: Nuquí. Aquí el tiempo transcurre lento, sin preocupaciones ni afanes, como si se detuviera entre el vaivén del océano que choca contra sus costas y se disuelve entre manglares.
Cada año, entre julio y octubre, esta región del occidente colombiano se convierte en la sala de parto de las ballenas jorobadas, que migran desde los polos en busca de aguas más cálidas para dar a luz a sus crías. Un espectáculo único que todo amante de la naturaleza debería presenciar al menos una vez en la vida.
Pero no solo las ballenas llegan a este rincón del mundo. Durante la misma temporada, Nuquí recibe también a otras especies migratorias como aves y tortugas marinas —entre ellas, la Golfina y la Carey—, engalanando aún más este santuario natural y consolidándolo como un destino imperdible.
Para las comunidades locales, el turismo representa una de las principales fuentes de ingreso. Durante los cuatro o cinco meses de temporada alta, llegan cientos de visitantes nacionales y extranjeros. La presencia de estas especies migratorias es tan significativa que Nuquí ha creado el Festival de la Migración, un evento que reúne a la comunidad, a niños y a turistas para fomentar la conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y promover una experiencia sostenible, con el menor impacto posible.
Gracias al apoyo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y de Fontur, Publimetro viajó al Festival de la Migración para descubrir las rutas turísticas y gastronómicas que este paraíso tiene para ofrecer.
Avistamiento de ballenas
El mayor atractivo por el que muchos viajeros llegan a Nuquí es la temporada de ballenas. En especial, en el Golfo de Tribugá y cerca del Parque Nacional Natural Utría, los ballenatos encuentran un lugar ideal para nadar por primera vez y desarrollar sus habilidades. También es un espacio propicio para el apareamiento de los adultos.


Caminatas nocturnas y diurnas por la selva
Más allá del mar, Nuquí posee una riqueza terrestre impresionante. El bosque húmedo tropical que rodea la región alberga una biodiversidad exuberante. Aquí habitan algunos de los anfibios más fascinantes y coloridos del planeta, como la rana arlequín, la rana dardo, y la rana de cristal, famosa por su belleza translúcida.


En la selva también se pueden observar reptiles como los basiliscos y las babillas, y arácnidos tan peligrosos como la araña bananera, una de las más venenosas del mundo.


Para quienes buscan una experiencia más profunda, existen iniciativas locales como las lideradas por “Toño” y Felipe, quienes ofrece recorridos guiados desde el corregimiento de Jurubirá, que incluyen caminatas por la selva, baños en aguas termales y avistamientos de especies únicas tanto en el mar como en el bosque.
Los amantes de las aves no pueden dejar de visitar el corregimiento de Joví, donde se pueden capturar con la cámara majestuosos ejemplares como el águila arpía, tucanes y garzas. Además, los paseos en chingo por el río Joví y el baño en la cascada La Chontadura son planes que enamoran a todo viajero.


Rutas gastronómicas y de alojamiento
La experiencia en Nuquí no estaría completa sin probar su gastronomía. Aunque el pescado es la base de la dieta local, cada lugar tiene su propia sazón y formas únicas de preparación, que sorprenden por su sabor y frescura.
En la Posada de Jurubirá, atendida por Carmen Mosquera, los visitantes encontrarán un espacio acogedor y una anfitriona que conquista con su cocina. Más al sur, en el corregimiento de Guachalito, el restaurante La Joviseña deslumbra con su propuesta culinaria, mientras los turistas siguen la ruta del viche, liderada por Diego Gonzáles, un experto en la preparación de esta bebida tradicional del Pacífico.


En Joví los turistas pueden degustar de la variedad de productos que ofrece Delimar, los cuales van desde empanadas hasta cocadas y diferentes dulces típicos de la región.

Ya de regreso en el casco urbano de Nuquí, el Hotel Encanto, ubicado cerca de la playa y atendido por Yenny Asprilla, ofrece no solo alojamiento confortable, sino también un menú memorable que incluye la hamburguesa Encanto, el ceviche trifásico y las papas rellenas, una de sus especialidades.
Otras actividades acuáticas
En Guachalito, los amantes del buceo encontrarán en Guardianes del Mar una organización comprometida con el turismo responsable. Además de ofrecer experiencias de buceo recreativo, esta iniciativa se dedica a la limpieza del fondo marino, retirando redes y desechos de pesca artesanal que amenazan los ecosistemas subacuáticos.


Por su parte, en Tribugá, quienes prefieren el kayak pueden remar entre manglares y practicar snorkel mientras descubren las especies que habitan estas aguas tranquilas.
Nuquí no es solo un destino: es una experiencia inmersiva donde la naturaleza, la cultura y la comunidad se entrelazan en armonía. Un paraíso donde el viaje no solo deja recuerdos, sino también una huella de respeto por la vida.

