Un caso de violación a la privacidad y abuso digital ha provocado una ola de indignación social y política. Un grupo de Facebook llamado “Mia Moglie” (Mi esposa) fue cerrado después de que se descubriera que sus 32.000 miembros, en su mayoría hombres, compartían fotografías íntimas de sus esposas y allegadas sin consentimiento. El escándalo ha puesto en evidencia una forma de “violación virtual” y ha motivado a colectivos feministas y a las autoridades a tomar acciones legales.
El oscuro secreto del grupo “Mia Moglie”
La escritora Carolina Capria fue quien sacó a la luz la existencia de este grupo virtual que operó en la plataforma de Meta durante casi cinco años. Su denuncia, hecha a través de redes sociales, expuso cómo miles de hombres intercambiaban imágenes privadas de sus esposas, hermanas o amigas, tomadas sin su conocimiento, para que otros usuarios pudieran comentar sobre ellas. Mensajes como “¿Qué les parece?” se usaban para invitar a los demás a opinar y fantasear sobre las mujeres retratadas, evidenciando una dinámica de cosificación y abuso digital.
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Esta práctica, calificada por Capria como una forma de “violación virtual”, generó una reacción inmediata de colectivos feministas y figuras políticas que condenaron abiertamente el accionar de los miembros del grupo y exigieron a Meta que lo eliminara de inmediato. La presión de la sociedad civil fue clave para que la empresa tomara cartas en el asunto y cerrara el espacio por infringir sus políticas de uso.
El testimonio de una víctima
El caso tomó un giro aún más dramático con el testimonio de una de las mujeres afectadas, identificada con el seudónimo de “Chiara”, y recogido por el diario La Repubblica. Chiara relató el horror que sintió al descubrir que fotografías íntimas que había compartido en la privacidad de su relación, estaban circulando sin su consentimiento en el grupo.
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“Sentí asco, miedo y una profunda decepción”, expresó. Su testimonio, uno de los muchos que podrían existir, ilustra la traición y el daño emocional que estas acciones provocan. Al confrontar a su esposo, este minimizó el hecho, afirmando que se trataba de “un juego” y acusándola de exagerar, una respuesta que agrava el abuso psicológico.
La respuesta de Meta y el desafío de la justicia
Tras el revuelo mediático, un portavoz de Meta confirmó el cierre del grupo, alegando que este violaba las políticas de la compañía contra la explotación sexual de adultos. La empresa tecnológica agregó que puede cooperar con las autoridades para entregar información que permita identificar a los responsables, en un esfuerzo por desarticular estas redes de abuso.
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Sin embargo, el problema no se limita solo a Facebook. Las autoridades también investigan la circulación de material similar en grupos de la aplicación Telegram. La Policía Postal ha denunciado las dificultades que enfrenta para obtener la cooperación de esta aplicación, lo que complica la identificación de los responsables y subraya los retos que enfrentan las instituciones para regular los espacios digitales y proteger a las víctimas de estos crímenes.

