El municipio de Soacha, en Cundinamarca, fue escenario de un evento sin precedentes que combinó creatividad, gastronomía y solidaridad. Bajo el liderazgo del empresario Carlos Peñaloza, conocido popularmente como Compadre Emeterio, se elaboró un perro caliente de 302 metros de longitud, con el que no solo se rompió un récord Guinness, sino que también se ofreció alimento a más de 1.000 niños en condición de vulnerabilidad.
La monumental preparación tuvo lugar en Ciudad Verde, específicamente en el sector de La Chucuita, detrás del centro comercial Jardín, el jueves 21 de agosto de 2025. Desde la 1:00 de la tarde, cientos de personas se acercaron para presenciar este momento histórico que se completó en solo seis minutos.
Una hazaña colectiva con sabor a esperanza
La iniciativa fue posible gracias a la colaboración de más de 50 empresas, que se unieron para hacer realidad esta propuesta que va más allá de lo gastronómico: transformar un acto simbólico en una acción tangible de ayuda. Según Juli Santony, creador de contenido que documentó el proceso en redes sociales, el montaje fue tan eficiente que “se armó el alimento en tan solo siete minutos”.
No es la primera vez que el empresario tolimense con corazón suachuno busca impactar positivamente a la comunidad. En 2024, ya había logrado crear la hamburguesa más grande de Latinoamérica, con un peso superior a los 100 kilos, también destinada a alimentar a menores en situación vulnerable.
@julisantony 👇🏻👇🏻👇🏻 🌭 302 metros de puro sabor y récord mundial en Soacha. El perro caliente más grande del mundo se armó en solo 6 minutos gracias al Compadre Emeterio 💪🔥 y fue repartido a más de 1.000 niños de escasos recursos. Díganme la verdad… ¿cuántos metros se comerían ustedes? 👀👇 #Soacha #PerroCaliente #ComidaGigante #CompadreEmeterio #GuinnesRecord ♬ sonido original - Juli Santony Planes en Bogotá
Récord con propósito: más que un titular
Aunque el logro técnico fue digno de admiración, el foco del evento estuvo en el impacto social. La comunidad celebró no solo la magnitud del perro caliente, sino el gesto de destinarlo a quienes más lo necesitaban.
En una época donde los récords suelen estar asociados a extravagancias, este evento demostró que también pueden ser vehículos de solidaridad y esperanza, sobre todo cuando los protagonistas son los niños.