Lo que parecía una tarde tranquila para una familia en Bucaramanga se transformó en una escena de angustia. Un niño de cuatro años estuvo a centímetros de ser aplastado por un muro de tapia que colapsó justo después de que él pasara frente a él, a las afueras de un restaurante en el barrio San Francisco, al nororiente de la ciudad.
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El incidente ocurrió el sábado 16 de agosto y quedó registrado en una cámara de seguridad. En las imágenes se observa cómo el menor sale del establecimiento acompañado de su abuela para esperar a su madre, quien llegaba en motocicleta. Apenas la mujer lo recoge, el muro contiguo a la entrada del restaurante cede y se desploma violentamente.
Testigos escucharon un estruendo
El colapso sorprendió tanto a quienes estaban dentro del restaurante como a transeúntes del sector. Algunos describieron el momento como una explosión:
“Un estruendo durísimo”, afirmaron testigos, quienes llegaron a pensar que un camión había chocado contra el local.
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La abuela del menor, aún conmocionada, relató a Noticias Caracol el terror que vivió al no ver de inmediato al niño:
“Yo pensé lo peor, que el niño se me había quedado debajo de los escombros. Yo miraba para todos lados, yo no encontraba al niño por ningún lado”, contó.Poco después, se enteró de que su hija ya tenía al niño en brazos, ileso.
Las lluvias, un factor de riesgo en edificaciones antiguas
Las autoridades atribuyen la caída del muro a las fuertes lluvias que han azotado Bucaramanga en los últimos días, y que han debilitado estructuras vulnerables, en especial en sectores con construcciones de tapia pisada, como es el caso de muchas casas y locales del barrio San Francisco.
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El caso ha encendido las alertas sobre la necesidad de revisar el estado estructural de edificaciones antiguas que aún están en pie en la capital santandereana, especialmente en zonas de alto tránsito peatonal.
Un llamado a la prevención
Aunque el hecho no dejó víctimas, sirvió como una advertencia contundente. Las autoridades han instado a los propietarios de inmuebles a realizar mantenimientos preventivos y reportar signos de deterioro. Además, se evalúa la implementación de inspecciones más estrictas en zonas con riesgo por antigüedad o afectaciones climáticas.
Lo que salvó al niño fue cuestión de segundos. La tragedia fue evitada, pero el riesgo persiste.