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¿Sillas del TransMilenio o sillas de la discordia? Dos mujeres se pelearon por querer sentarse en el mismo asiento

La incómoda situación llamó la atención de los demás pasajeros, quienes grabaron la acalorada pelea

¿Sillas del TransMilenio o sillas de la discordia? Dos mujeres se pelearon por querer sentarse en el mismo asiento (Redes sociales)
¿Sillas del TransMilenio o sillas de la discordia? Dos mujeres se pelearon por querer sentarse en el mismo asiento (Redes sociales)

Bogotá vuelve a mirar con preocupación su sistema de transporte masivo. En menos de una semana, dos nuevos episodios de intolerancia captados en video dentro de TransMilenio han evidenciado una creciente tensión entre usuarios, reflejo de los problemas estructurales de convivencia en la ciudad.

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El primero ocurrió dentro de un articulado, donde dos mujeres se enfrentaron verbal y físicamente por una silla roja. Una de ellas, visiblemente alterada, reclamó su derecho a ocupar el puesto:

“Qué pena, pero yo llegué y usted me corrió”, expresó en medio de la discusión.


Instantes después, se produjo una agresión física que provocó la reacción de la otra mujer:

“No me pegue. Mire como me manchó aquí”.

La escena fue presenciada por otros pasajeros que intentaron intervenir. Uno de ellos, indignado, exclamó:

“No peleen por una silla, hombre”.

De las palabras a las armas: otro caso en una estación

Mientras tanto, en una estación ubicada sobre la avenida Caracas, dos hombres protagonizaron una confrontación con armas cortopunzantes. Uno de ellos, al parecer trabajador de aseo, utilizó un trapero con una punta filosa para agredir al otro, quien también portaba un objeto similar. Ambos intercambiaron golpes frente a decenas de usuarios que observaban sin poder intervenir.

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Lo más impactante fue la participación de un hombre en muletas, quien intentó detener la pelea a pesar de su condición. Su gesto no fue suficiente para contener la violencia, que se extendió varios segundos sin presencia inmediata de seguridad.

Reacciones ciudadanas y críticas sociales

Ambos videos circularon ampliamente en redes sociales, donde se reavivó el debate sobre la falta de cultura ciudadana, el estrés colectivo y la deficiencia en la gestión del espacio público. Comentarios como:

“Qué difícil es ser de esta ciudad, recibes una dosis de vergüenza ajena a diario”, “Me encanta vivir en Bogotá, muy decente el señor que le cede la silla, de lo contrario no sé qué hubiera pasado”, expresan la frustración de los habitantes ante la normalización de estos actos.


       

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