Un intento de robo en Argentina terminó con un inesperado giro luego de que la víctima, identificada como Gabriel, descubriera que el asaltante había olvidado su propio teléfono durante el hecho. Aprovechando esta situación, el afectado logró desbloquear el dispositivo y encontró información personal que terminó usando como moneda de cambio para recuperar lo que le habían quitado.
La historia se conoció por medio de TikTok, donde el usuario @avalosgabii_ relató cómo sucedió todo. Según explicó, el ladrón lo atacó y le robó su celular. Sin embargo, en medio del forcejeo, el delincuente perdió su propio teléfono, el cual Gabriel encontró y pudo desbloquear fácilmente, ya que la clave era “1-2-3-4”.
Exposición en redes como método de presión
Intentando recuperar su dispositivo, Gabriel empezó a contactar a familiares del ladrón a través del mismo teléfono, pero fue ignorado e incluso bloqueado. Ante esto, tomó la decisión de usar el contenido almacenado en la galería del delincuente como forma de presión.
“Como no lo recuperé por las buenas, no me quedó otra que subir las fotos íntimas que tenía en su galería a sus redes sociales”, contó a Mediodía Noticias de Canal Trece.
@avalosgabii_ Respuesta a @444 ♬ sonido original - Gabi
Entre las imágenes difundidas se encontraban fotos del ladrón junto a una mujer en ropa interior, aparentemente en un hotel. La publicación de estas imágenes provocó una reacción inmediata: el propio delincuente se comunicó para pedir que las borrara, alegando tener familia y verse afectado por la exposición.
“Me pidió que las borrara, que tenía familia. Yo me enojé porque me pedía cosas después de haberme robado”, afirmó Gabriel.
Un encuentro arriesgado
Tras la presión ejercida por la viralización de las fotos, el ladrón accedió a devolver el celular. Aunque Gabriel inicialmente le propuso encontrarse en una comisaría, el sujeto se negó y finalmente acordaron un punto cercano a su lugar de trabajo. Gabriel acudió al sitio acompañado y logró recuperar su dispositivo sin mayores incidentes.
“En el momento no lo pensé, quería recuperar mi celular porque si me tenía que comprar uno nuevo me iba a costar un montón. Me salió bien, pero podía haber salido mal”, reflexionó.
Entre códigos carcelarios y mensajes personales
Antes del intercambio, Gabriel tuvo acceso al contenido completo del celular del ladrón, incluyendo mensajes de WhatsApp que mantenía con amigos y con la mujer que aparecía en las fotos. Según relató, muchas conversaciones estaban escritas en un “código carcelario” y también halló mensajes en los que ella le advertía sobre un mal presagio.
Este inusual caso expone cómo las redes sociales y el acceso a la tecnología pueden volverse herramientas inesperadas de denuncia y defensa, aunque no exentas de controversia y riesgo.

