En un hecho que ha desatado una ola de repudio en la India, una directora escolar y una trabajadora de una institución privada en Maharashtra fueron arrestadas tras ser señaladas por someter a varias estudiantes a un humillante procedimiento. Las menores, con edades entre los 10 y los 15 años, fueron obligadas a desnudarse luego de que se encontraran manchas de sangre en uno de los baños del colegio, ubicado en el distrito de Thane.
La reacción del personal ante lo que parecía ser un episodio menstrual normal revela mucho más que un error disciplinario: expone un sistema educativo atravesado por prejuicios y silencios impuestos desde siglos atrás.
“Mi hija llegó a casa temblando. Me contó que la obligaron a quitarse la ropa en el baño delante de otras estudiantes. Esto no es disciplina, es acoso mental”, relató una madre al presentar la denuncia, según recogió la prensa local.
La menstruación, aún considerada un tabú en muchas regiones
Este no es un caso aislado. La estigmatización de la menstruación en el sur de Asia, y especialmente en comunidades rurales de la India, ha provocado ya otros episodios similares:
- En 2020, más de 60 niñas en un internado de Gujarat fueron obligadas a desfilar hasta el baño para desnudarse y demostrar que no estaban menstruando.
- En 2017, una menor de 12 años en Tamil Nadu se suicidó tras ser avergonzada por su profesora por una mancha de sangre en su uniforme escolar.
La menstruación, considerada en muchas zonas como signo de “impureza”, todavía implica para muchas mujeres y niñas restricciones como no poder entrar en la cocina, tocar ciertos alimentos o participar en rituales religiosos. En algunos casos, son incluso confinadas a “cabañas menstruales”, prácticas que, aunque oficialmente rechazadas por las autoridades, persisten en la sombra.
La falta de una educación integral en salud sexual y reproductiva, sumada al peso de las tradiciones conservadoras, refuerza una cultura del silencio. Organizaciones sociales advierten que estas creencias generan ambientes escolares donde las niñas enfrentan no solo vergüenza, sino castigos y exclusiones que vulneran sus derechos fundamentales.
La indignación ha alcanzado también a figuras políticas. “En pleno 2025, ¡y nuestras hijas no están seguras ni siquiera en la escuela!”, denunció la portavoz del opositor Partido del Congreso, Shama Mohamed, en una publicación que se ha viralizado en redes sociales.
El caso no solo reabre el debate sobre los límites de la autoridad educativa, sino también sobre la urgencia de desmontar los tabúes que siguen poniendo en riesgo la dignidad y el bienestar de millones de niñas en la región.

