Durante la audiencia del 9 de julio, la defensa de la familia Rincón presentó una prueba que podría cambiar el rumbo del proceso judicial: una bala que no coincide con las otras vainillas halladas en la escena del crimen. Este proyectil, según los peritos forenses, no correspondería a la pistola del escolta ni a la supuesta arma no funcional de Andrés Camilo Sotelo. La defensa sostiene que esta bala, de una marca diferente a la usada por el escolta, indicaría la presencia de una tercera arma, aún no identificada.
A esto se suma una grave irregularidad: la prueba de residuos de pólvora al principal procesado, Andrés Camilo Sotelo, se habría realizado con un retraso considerable. Según los testimonios presentados, no hay registro de que una funcionaria del CTI hubiera realizado dicha prueba de forma inmediata en el hospital. La pareja sentimental del acusado aseguró en entrevista con la Fiscalía que no presenció ningún procedimiento forense mientras Sotelo era atendido. Esto abre la posibilidad de que el acusado hubiera tenido tiempo suficiente para lavar sus manos y eliminar restos de pólvora, comprometiendo la integridad del examen.
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En medio de la audiencia, también fue revelado un video en el que se observa a Juan Felipe sin su camiseta, justo antes del disparo. El registro visual, presentado por el abogado de la familia, pone en duda la veracidad de una pericia forense basada en una prenda que el joven ya no tenía puesta al momento del impacto.
Próximos pasos en el proceso
Ante estas revelaciones, la audiencia fue aplazada para el próximo lunes 14 de julio a las 2:00 p. m. La defensa solicitará que se mantenga abierto el proceso y se continúe con la investigación. Alegan que no se ha agotado la recolección de pruebas con suficiente rigurosidad y que aún hay elementos desconocidos que podrían esclarecer la verdad.
Contexto y antecedentes
Juan Felipe Rincón fue asesinado el 24 de noviembre de 2024 en la localidad Rafael Uribe Uribe, en Bogotá. El joven, hijo del general retirado William Rincón, habría sido emboscado tras un encuentro con una menor de edad. En medio del altercado, estalló una riña en la que su escolta, Sergio Felipe Rico, usó su arma de dotación.
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Inicialmente, se capturó a Andrés Camilo Sotelo, quien habría participado en la confrontación. Sin embargo, fue dejado en libertad luego de determinarse que el arma que portaba no era funcional y no podía haber disparado. La Fiscalía solicitó la preclusión del proceso al considerar que no existían pruebas suficientes para incriminarlo. No obstante, la familia Rincón insiste en que hubo fallas en la investigación y que el caso debe seguir abierto.
Por su parte, según documentos de la Fiscalía, la única arma funcional en el lugar era la del escolta de Juan Felipe. Las pruebas balísticas realizadas en diciembre de 2024 indicaron que seis vainillas correspondían al arma de Sergio Rico. Sin embargo, la aparición de una séptima vainilla con diferente marca pone en entredicho ese hallazgo. La Fiscalía también reconoció que la prueba de residuos de disparo a Sotelo se realizó varias horas después de los hechos, sin certeza sobre quién la efectuó y en qué momento.
Por su parte, el abogado de la familia, Juan Felipe Criollo, ha insistido en que la investigación presenta vacíos sustanciales. En su intervención más reciente, afirmó que las conclusiones forenses deben ser reevaluadas, ya que hay inconsistencias en la evidencia recolectada, desde la ropa analizada hasta la falta de vigilancia en el hospital.

