El excanciller colombiano y precandidato presidencial Luis Gilberto Murillo se sumó al debate nacional tras los recientes episodios de tensión entre el Gobierno colombiano y Estados Unidos. A través de un comunicado publicado en su cuenta oficial de X, el exministro manifestó su preocupación por lo que calificó como una de las “crisis diplomáticas más delicadas que ha enfrentado Colombia en los últimos años”.
Murillo hizo un llamado al manejo responsable y estratégico de las relaciones exteriores, destacando que, aunque es normal que surjan diferencias entre gobiernos, la prioridad debe ser conservar los canales de comunicación activos y eficaces.
“Nunca debe perderse la capacidad de mantener canales diplomáticos abiertos y una interlocución permanente, efectiva y discreta”, expresó el también exembajador en Washington.
Críticas al manejo del Gobierno
Murillo fue enfático en señalar su desacuerdo con la forma en que el Gobierno nacional ha gestionado los recientes episodios con la administración estadounidense. Aunque reconoció que el llamado a consultas de embajadores es una herramienta válida dentro del marco diplomático, advirtió que su uso debe ser mesurado y estratégico.
“Es una herramienta legítima en diplomacia, pero requiere visión de Estado y evitar reacciones impulsivas”, afirmó.
Según el excanciller, la política exterior no puede convertirse en un campo de confrontación política interna, especialmente cuando se trata de una relación bilateral “tan estratégica, con impacto regional y global” como la que existe entre Colombia y Estados Unidos.
Llamado a proteger los intereses del país
Murillo insistió en que la diplomacia debe actuar con prudencia y visión a largo plazo, destacando que mantener una interlocución sólida con Estados Unidos no solo afecta intereses bilaterales, sino también el posicionamiento internacional de Colombia en materia de seguridad, cooperación y desarrollo.
Con estas declaraciones, el exfuncionario se distancia de la narrativa actual del Ejecutivo, apostando por una diplomacia técnica, discreta y orientada al consenso, en contraste con los recientes cruces públicos que han marcado el tono de las relaciones entre Bogotá y Washington.
