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Teologías afirmativas: Desobedecer el odio y rechazo desde el púlpito

En Colombia existen más de 23 organizaciones trabajando activamente en iglesias afirmativas que apoyan la inclusión y las luchas de personas LGBTIQ+.

Teologías afirmativas: reverenda Rita Gómez en las fotos
Teologías afirmativas: reverenda Rita Gómez en las fotos Tomado de: Archivo fotográfico de la Iglesia Antigua de las Américas Colombia

¿De qué sirve decir “aquí todos caben” si hay quienes deben guardar silencio para quedarse? Durante mucho tiempo, las personas LGBTIQ+ han asistido a comunidades de fe donde se les rechaza, violenta e incluso se les intenta reprimir su identidad sexual o de género. Pueden estar, siempre y cuando no hablen de su identidad, de su pareja y de su historia.

Es allí donde nacen las teologías afirmativas, para llenar el vacío incómodo entre la tolerancia y la aceptación real. En Colombia, cada vez son más los liderazgos espirituales que están alzando la voz para cambiar esa historia: iglesias que ya no se conforman con “no excluir”, sino que reconocen a las personas diversas como creyentes, como parte vital de la comunidad y como sujetos de derechos, uno de ellos profesar su fe y espiritualidad libremente.

Para entender las teologías afirmativas, hay que quitarse de la cabeza prejuicios y concebir que hay personas que trabajan en pro de la transformación de los entornos de fe. Una de ellas es Rita Gómez, reverenda de la Iglesia Antigua de Colombia (IADLA), uno de los tantos liderazgos religiosos que se declaran como protestantes y librepensadores. Para sorpresa de quienes ven la fe como algo cuadriculado, en esta comunidad apoyan el aborto, las luchas raciales y los sectores sociales LGTBIQ+. Además, su líder en Latinoamérica es una mujer abiertamente lesbiana.

Para Rita, IADLA es una iglesia preparada para abrirse y opinar de esas discusiones en las que otras comunidades de fe se incomodan o huyen. En medio de risas, Rita se atreve a decir cosas que muchos otros considerarían herejía: “Las iglesias afirmativas lo primero que destruyen es el concepto de Dios”.


Las teologías afirmativas son corrientes dentro de la fe que no solo aceptan a las personas LGBTIQ+, sino que las reconocen como parte esencial del cuerpo espiritual y comunitario. A diferencia de los enfoques tradicionales que exigen silencio, arrepentimiento o cambio, estas teologías parten del principio de que las diversidades sexuales y de género no son un pecado ni una desviación, sino una expresión más de la creación. Se trata de prácticas que leen los textos sagrados desde el amor radical, la justicia social y la dignidad humana. Como lo expresa la reverenda Rita: No cuestionamos, no tratamos de cambiar, no hacemos terapia de conversión, no los expulsamos, son parte de la iglesia. Las expresiones de fe afirmativas, son más que un lenguaje, más que utilizar el lenguaje inclusivo. Somos lugares seguros. Somos espacios donde podemos cuestionar, problematizar, analizar, destruir lo que entendemos por iglesia”.

Quizás, usted, quien nos lee, no conocía este concepto. La realidad es que su origen se remonta a más de 50 años atrás. La reverenda nos llevó al año 1974 con Carlos Triana, un laico católico, que comenzó a reunirse con personas LGTIBQ+ para compartir espacios de diálogo, acompañamiento pastoral, recreación y formación. “Aunque en ese tiempo no se hablaba de personas trans o no binarias, ya se gestaba un trabajo espiritual inclusivo desde la base comunitaria”, expresó Rita.

Diez años después, entre 1985 y 1986, surgió otra figura clave: el pastor protestante Luis Camilo Laborde, reconocido como el primer pastor gay en Colombia. A él se le atribuye la fundación de la comunidad llamada La Puerta, donde el primer piso funcionaba como bar gay y el segundo como iglesia y un espacio de reunión comunitario.

Los factores iniciales que impulsaron las teologías afirmativas, sin duda, fueron la creciente resistencia al fundamentalismo religioso, los movimientos sociales y en pro de los derechos humanos, las academias junto a las universidades y, sobre todo en Colombia, la memoria del conflicto armado, dando lugar a una teología que afirma la vida y la reconciliación.

La reverenda Rita nos comentó que actualmente, hay más de 23 organizaciones trabajando activamente en el acompañamiento espiritual de personas LGBTIQ+, de las cuales unas nueve son iglesias protestantes. Estas espiritualidades no solo trabajan la fe, sino que están comprometidas con la paz, los derechos ciudadanos y el trabajo territorial.

Entre el altar y el trauma: cómo las iglesias también han promovido las terapias de conversión

Aunque el tejido entre disidencias sexuales y de género es mucho más complicado y tiene más aristas, es importante reconocer la participación de estos sectores sociales en las comunidades de fe. Mercedes Acosta, cofundadora de la organización Sentiido que produce conocimiento y capacita sobre género, diversidad y cambio social, comentó: “Hay voces que tienen razón en no pertenecer a las iglesias, pero es importante reconocer que esa no son la única voz. Hay que escuchar a las voces LGTBIQ+ creyentes que sí quieren pertenecer a una comunidad de fe”.

Y tiene mucha razón, pues si echamos un vistazo a la historia, no es difícil ver cómo, en nombre de Dios y de la fe, se han justificado actos profundamente violentos. Uno de los más dañinos ha sido la promoción de las llamadas “terapias de conversión”, prácticas que buscan suprimir, corregir o reprimir la orientación sexual o identidad de género de las personas LGBTIQ+.

Aunque parezca absurdo, en pleno 2025 aún existen sectores religiosos que defienden estas acciones, amparándose en la idea de que la diversidad es un error que puede y debe corregirse. Mercedes lo resume con claridad: “Creo que la raíz del problema es la idea de que las elecciones de las personas LGBTIQ+ son equivocadas. Detrás está la idea de que uno escoge su orientación sexual, identidad de género. No es una elección arbitraria o determinada, lo que uno puede elegir es vivirla públicamente o esconderla” .

Es por eso que el trabajo de estos espacios de fe basados en las teologías afirmativas va más allá del púlpito o del templo. Su compromiso trasciende el ámbito espiritual y se convierte en una forma concreta de defensa de los derechos humanos. Por eso no sorprende que muchos de estos liderazgos se hayan sumado activamente al respaldo de iniciativas legislativas como el proyecto de ley Nada que Curar, que busca prohibir las mal llamadas “terapias de conversión” en Colombia.

Llegar al Congreso y tomar la palabra en esos espacios de decisión y representación es una forma de decir que la fe también puede ser una aliada en la lucha contra la violencia y la discriminación. Estos liderazgos no solo oran: también actúan, se movilizan y acompañan, demostrando que creer y transformar no son caminos opuestos.

Muchas veces detrás de estas prácticas están los padres llevando a sus hijos a estos espacios. El proyecto de ley de Nada que Curar es una manera de poner límites a la creencia de ‘yo puedo hacer con mi hijo o hija lo que quiera’, incluso imponerle una orientación sexual o identidad de género que no le corresponde”, afirmó Mercedes de Sentiido. En ese contexto, no basta con denunciar estas prácticas: es urgente desmontar la idea de que la fe puede usarse para borrar identidades. La espiritualidad, si es auténtica, no debería pedirle a nadie que se oculte.

PUBLIMETRO Colombia habló con Edric Prado, un psicólogo mexicano que asiste a la Iglesia Metodista de Bogotá, también un espacio de teología afirmativa que además es liderado por Jhon Boíta, un pastor abiertamente homosexual.

Su historia no solo se remonta a una conexión religiosa desde su niñez de la mano de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de México, sino que también aborda los prejuicios que enfrentó debido a su orientación sexual. Es un relato sobre la búsqueda de un espacio donde la fe y la espiritualidad puedan coexistir plenamente, trascendiendo las religiones que históricamente han rechazado la diversidad sexual: “Aprendí que Dios no es lo mismo que la iglesia, hay comunidades que lastiman y otras que sanan. Tu relación con Dios debe estar por encima de cualquier institución”.

Frente a la presión por su orientación sexual y el conflicto con su fe, sumado a las críticas familiares, Edric consideró buscar ayuda para “cambiar”, explorando la idea de las llamadas “terapias de conversión”. Aunque finalmente no optó por ese camino, sí encontró refugio y apoyo en personas cercanas. Su fe se mantuvo intacta, pues su conexión con la iglesia iba más allá de la asistencia.

La historia de Edric no es única: se repite en miles de jóvenes que, al crecer en entornos religiosos, aprenden a asociar su orientación sexual con la culpa, el pecado o el castigo. “Desde muy joven comencé a cuestionar mi sexualidad y a sentir culpa por ello, especialmente por lo que se enseñaba en la iglesia. Incluso llegué a hacer ayunos de niño, pidiéndole a Dios que me quitara lo que sentía. Aunque nunca perdí mi fe, sí me alejé de la iglesia por el rechazo que experimenté, incluyendo el maltrato de un pastor. Con el tiempo, entendí que mi orientación no era un pecado”, cuenta Edric.

Su relato refleja el conflicto interno al que se enfrentan muchas personas LGBTIQ+ que no quieren abandonar su espiritualidad, pero tampoco soportar el rechazo.

Gracias a su encuentro con la Iglesia Metodista, Edric encontró un lugar donde puede profesar su fe sin cuestionarse, un espacio en donde le dio una nueva comprensión a su creencia: “Cuando empecé a la Iglesia Metodista, la primera vez dije, este es mi lugar. Obviamente, tenían algunas posturas diferentes a la iglesia a la que yo iba entonces, sí tuve que entender el punto de vista de esta nueva iglesia, como de alguna manera trasladar la palabra de Dios o trasladar la fe de uno hacia las prácticas que tú hagas en tu diario vivir, que involucren la equidad y la igualdad”.

“Es una comunidad cristiana inclusiva y comprometida con el servicio social y un fuerte enfoque en la justicia social y la solidaridad. Se habla de justicia, equidad, feminismo, contexto político, y cómo vivir el Evangelio en la realidad colombiana”, añadió.

Fe que abraza, no que corrige: comunidades inclusivas que sanan lo que otras iglesias dañaron

En espacios donde históricamente se ha dicho que ciertas identidades “no encajan”, la representación se vuelve un acto profundamente político y sanador. Ver a un pastor o a un cura abiertamente gay, con su cuello clerical, oficiando una ceremonia con toda la solemnidad que implica, no es solo un gesto individual, es una ruptura simbólica con siglos de exclusión.

Para muchas personas LGBTIQ+ que crecieron escuchando que su existencia era incompatible con la fe, estos momentos abren la posibilidad de reconciliarse con lo espiritual desde un lugar de dignidad. Como dice Mercedes Acosta: “Simbólicamente, es importante que un pastor gay con su cuello clerical salga y oficie con toda la solemnidad de una ceremonia religiosa”.

Las reflexiones que nos dejan estos testimonios, nos deberían permitir por un momento despojarnos de nuestros prejuicios e incluso del privilegio para entender que todos, como humanos y sujetos de derecho, tenemos la posibilidad de practicar el culto sin ser señalados o violentados.

El practicar la fe, no debería convertirse en un espacio que se preste para comentarios de odio o sesgos, que lo único que hacen es dividir. Para las personas de los sectores LGBTIQ+, visibilizar estos escenarios permiten abrir puertas que antes parecían no existir, que sepan que son cada vez más las comunidades de fe que están abiertas y apoyan sus luchas, como lo dice Mercedes: “Me parece importante que las personas de la comunidad, creyentes y practicantes sepan que hay espacios donde su fe y su identidad no entran en conflicto, no hay que renunciar aparte de ti para vivir tu espiritualidad, las dos son igual de válidas y son enriquecedoras”

Las iglesias afirmativas hacen que la fe sea mucho más cercana a las personas, al final “Dios necesita que seamos más humanos”, como dice la reverenda Rita.

*Este reportaje hace parte del especial periodístico que lanzó PUBLIMETRO COLOMBIA a propósito del mes del orgullo LGBTIQ+. Puede verlo completo haciendo clic aquí.

       

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