Una nueva revelación hecha por Daniel Coronell en el escandaloso caso que vincula al campeón del ciclismo colombiano Luis Alberto ‘Lucho’ Herrera con la desaparición forzada de cuatro de sus vecinos en Fusagasugá ha estremecido a la opinión pública: dos de los cuerpos fueron hallados hace ocho años… y llevaban todo este tiempo archivados en depósitos de la Fiscalía General de la Nación, sin que se hubiera notificado a las familias.
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Gracias a pruebas de ADN recientes, se confirmó que los restos corresponden a Diuviseldo Torres Vega y Víctor Manuel Rodríguez Martínez, desaparecidos el 23 de octubre de 2002. Esa noche, según declaraciones de tres exparamilitares, las víctimas fueron sacadas de sus casas por hombres armados y nunca más se supo de ellas. Los restos fueron hallados en un paraje rural de Cundinamarca, pero el cruce genético apenas se realizó en medio de una reactivación judicial del caso.
Lo que resulta aún más grave es que la Fiscalía, pese a tener desde 2002 denuncias y testimonios directos de paramilitares, nunca avanzó sustancialmente en la investigación. Fue solo cuando el Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Fusagasugá compulsó copias para investigar formalmente a Herrera que la Fiscalía se activó.
Graves testimonios e implicaciones
La historia que ahora vuelve a salir a flote tiene origen en declaraciones juradas de exmiembros de las Autodefensas Campesinas del Casanare, quienes señalaron directamente a Herrera como el hombre que habría pedido “limpiar” a sus vecinos, supuestamente por ser milicianos de las FARC.
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Alias ‘Ojitos’, uno de los testigos clave, relató que Herrera se reunió con el jefe paramilitar ‘Martín Llanos’ y entregó fotos y 40 millones de pesos en efectivo, supuestamente como pago por las ejecuciones. Otro de los testimonios, alias ‘Menudencias’, describió con crudeza los asesinatos: las víctimas habrían sido degolladas, descuartizadas y enterradas en dos pequeñas fosas al borde de una carretera rural.
Las declaraciones también vinculan a miembros del Ejército y el DAS de la época, incluyendo la presunta utilización de camionetas oficiales y chalecos de entidades estatales para encubrir la operación.
La defensa del ciclista y el silencio institucional
Por ahora, ‘Lucho’ Herrera ha negado rotundamente todas las acusaciones. En un comunicado reciente afirmó: “Rechazo las imputaciones que pretenden enlodar mi nombre. Soy ajeno a los hechos que se noticiaron”. Herrera fue citado a versión libre por la justicia, pero no hay decisiones formales en su contra todavía.
Este caso, además de revivir uno de los capítulos más oscuros de la parapolítica en Colombia, vuelve a dejar en evidencia los profundos vacíos en la gestión forense y judicial del país: cuerpos sin identificar archivados, familias ignoradas durante años y una posible red de encubrimiento entre actores ilegales y civiles reconocidos.

