Claudia López llegó sobre las 10:30 a. m. a la Carrera Séptima, donde se concentraban miles de asistentes vestidos de blanco. Bastó que la reconocieran para que estallaran gritos de “¡Fuera, Claudia!”, “¡Oportunista!” y “¡No más politiquería!”. Los videos del momento se viralizaron en cuestión de minutos. López continuó en silencio, flanqueada por su equipo de seguridad, y completó el recorrido hasta la Plaza de Bolívar sin responder a los insultos.
Poco después, López publicó un video en X (antes Twitter) calificando la jornada como “un acto muy hermoso” por la masiva asistencia, pero reconoció el ambiente cargado de “dolor y rabia”:
“Ese es el desafío de nuestra democracia: tramitar las diferencias con respeto, sin ponerle una lápida al que piensa distinto”, dijo.
En otro trino, añadió que “nadie va a quedar fuera ni se va a ir de ninguna parte” y pidió “debates con argumentos, no con violencia”.
Una marcha que superó las 70 000 personas
Pese al incidente, la Marcha del Silencio fue multitudinaria. El Puesto de Mando Unificado de Bogotá reportó al menos 70 000 manifestantes en la capital, una cifra confirmada por la Alcaldía Mayor. A escala nacional, medios como El País y la agencia AP estimaron más de 120 000 personas en 20 ciudades, incluidas Medellín, Barranquilla y Cali . La movilización transcurrió de forma pacífica y cerró con un minuto de silencio por la recuperación de Miguel Uribe, quien sigue internado en la Fundación Santa Fe.
La masiva asistencia evidenció la preocupación ciudadana por la escalada de violencia política y, al mismo tiempo, mostró la fuerte polarización: mientras una mayoría marchó en silencio, episodios como los abucheos a López dejaron ver que las tensiones partidistas siguen tan encendidas como siempre.