El caso del secuestro de Lyan Hortúa, el niño de cinco años retenido por las disidencias de las Farc en Jamundí (Valle del Cauca), dio un giro aún más trágico este jueves 22 de mayo, tras conocerse el asesinato de Antonio Cuadros, primo del padrastro del menor y quien habría sido el encargado de pagar el rescate para su liberación.
El personero de Cali, Gerardo Mendoza, confirmó que Cuadros fue atacado con arma de fuego en el barrio Bretaña, al oriente de la capital vallecaucana, en horas de la mañana. Según versiones de los familiares, la víctima participó directamente en la entrega del dinero exigido por los captores a cambio de la vida del niño, liberado apenas el día anterior.
“Se dice por parte de los familiares que fue él quien entregó el dinero por la liberación. Todo es un acto repudiable, la muerte no puede hacer carrera en el territorio”, afirmó Mendoza. También hizo un llamado urgente a las autoridades para proteger a quienes han sido vulnerados por la violencia criminal: “Cali necesita ser un corredor de paz. No podemos permitir que los violentos sigan interviniendo y comprometiendo la vida”.
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La noticia ha causado conmoción, especialmente porque se da menos de 24 horas después del regreso del menor a casa, en un caso que ya había generado gran sensibilidad en la opinión pública. Aunque aún no hay información oficial sobre los responsables del crimen, no se descarta que el asesinato esté relacionado con represalias o silenciamiento dentro del entorno extorsivo que rodeó el secuestro.
Las autoridades locales han iniciado una investigación urgente para esclarecer los hechos y dar con los responsables del crimen, mientras crece la preocupación por las secuelas violentas que podría dejar este caso más allá de la liberación del menor.

