Una de las bebidas más emblemáticas para millones de colombianos, Pony Malta, enfrenta un nuevo desafío fuera del país. Esta vez, la contienda tiene lugar en España, donde un ciudadano ha iniciado el proceso para registrar una marca que reproduce elementos clave del diseño original.
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Según se conoció, Carlos Alberto Rendón, residente en Barcelona, solicitó en agosto del año pasado el registro de una marca figurativa ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). La solicitud incluye elementos distintivos de la marca de malta que Bavaria produce desde 1956: “La marca registrada reproduce la figura del pony, el tipo de letra de la denominación y los colores representativos de la etiqueta”, explicó Carlos Amaya, socio de Amaya Propiedad Intelectual, a El Tiempo.
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¿Qué está en juego en medio de esta disputa de plagio de Pony Malta?
De ser aprobada esta solicitud, Bavaria perdería el derecho a utilizar su imagen tradicional en territorio español, lo que afectaría no solo sus operaciones comerciales sino también el valor simbólico que la bebida representa para la diáspora colombiana.
Ante esta situación, la empresa ha actuado con celeridad. En diciembre de 2024, presentó una oposición formal al registro ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), con base en su marca nominativa registrada en la región, la cual protege únicamente el uso de palabras o letras, sin componentes visuales.
Desde Bavaria confirmaron la situación a medios nacionales: “Este es un proceso de oposición marcario que interpusimos y que hace parte de nuestros procedimientos ordinarios de protección y defensa del portafolio de nuestras marcas”. A esto agregaron que “Nuestras marcas son parte de nuestra identidad y de nuestras conexiones con los colombianos. Seguiremos trabajando por mantenerlas en sus corazones”.
La importancia de blindar las marcas
El caso de Pony Malta no es aislado. Recientemente, la cadena de comida rápida Frisby también se ha visto envuelta en una disputa similar en España, lo que ha encendido las alarmas sobre la relevancia de la protección legal de los signos distintivos en el extranjero.
Yuliana Salamanca, socia de Baker McKenzie, destacó en El Tiempo que “Las empresas deben anticiparse y registrar sus marcas en los países donde tienen presencia actual o potencial. En el caso de Frisby, la falta de registro previo en España permitió que otra compañía se apropiara del signo distintivo, lo que genera confusión y un posible daño reputacional”.
En Colombia, las cifras también dan cuenta del dinamismo y la necesidad de vigilancia constante en temas de propiedad industrial. En los últimos cinco años, se han presentado 281.875 solicitudes de registro de marca, y tan solo en 2024 se radicaron 4.703 oposiciones por parte de empresas preocupadas por proteger su identidad comercial.
Una tendencia creciente
Este tipo de conflictos demuestra que la defensa de las marcas no solo se limita al mercado local. Las empresas colombianas que buscan internacionalizarse enfrentan nuevos retos en escenarios legales donde no tener una estrategia de registro puede costar caro, no solo en términos económicos, sino también de reputación y posicionamiento.
El desenlace del caso Pony Malta aún está por resolverse, pero ya sirve como recordatorio de que las marcas, como activos intangibles, necesitan estar protegidas en todos los frentes posibles.

