La consulta popular impulsada por el Gobierno de Gustavo Petro para revivir su fallida reforma laboral sufrió este miércoles su primer revés en el Senado de la República. Con 56 votos a favor y 42 en contra, los senadores aprobaron una proposición para priorizar la votación de la apelación de la reforma laboral antes que la discusión del mecanismo de consulta.
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La decisión se tomó tras más de una hora y media de acalorado debate en la plenaria, en una sesión marcada por tensiones políticas y enfrentamientos verbales. El senador Iván Cepeda (Pacto Histórico) y Inti Asprilla (Alianza Verde, tendencia petrista) expresaron su rechazo ante el cambio en el orden del día, acusando al presidente del Senado, Efraín Cepeda, de favorecer a la oposición. El senador Alex Flórez calificó la maniobra como una “jugadita”.
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La jugada política: ahorro fiscal y menor desgaste electoral
Fuentes del Congreso explicaron que esta movida tiene un doble propósito: evitar el gasto de 750.000 millones de pesos que costaría la consulta, y reducir el riesgo político para los senadores que no quieren enfrentarse a las bases del petrismo votando “No” públicamente. En cambio, apoyar la apelación de la reforma les permitiría retomar el texto ya hundido sin recurrir a las urnas.
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El Gobierno, por su parte, no descarta ninguno de los caminos. El ministro del Interior, Armando Benedetti, aseguró tras una reunión con senadores que “son dos caminos, quiero que se aprueben los dos”. Acompañado del ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, reiteró el respaldo a ambas alternativas.
Cuentas divididas: 52 votos por el “Sí” y 48 por el “No”
Según fuentes del Ministerio del Interior citadas por El Colombiano, la votación por la consulta popular estaría muy cerrada: 52 votos por el “Sí” y 48 por el “No”. El bloque del Pacto Histórico, junto a Comunes y algunos aliados como Richard Fuelantala, apoyarían el mecanismo. En contraste, Centro Democrático, Partido Conservador, Cambio Radical y sectores de La U, ASI y los liberales están en contra.
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Por ahora, la consulta queda en segundo plano, y el Congreso se alista para decidir si revive o no el contenido de la reforma laboral. El resultado de esta maniobra podría definir el futuro del principal proyecto laboral del gobierno Petro.