La Iglesia Católica se encuentra, una vez más, en un momento crucial. Con 133 cardenales electores provenientes de 71 países, el cónclave convocado para elegir al sucesor de Francisco será el más diverso hasta la fecha. La expectativa crece, no solo por el número de candidatos con perfiles opuestos, sino por la incertidumbre sobre si el próximo Pontífice repetirá la sorpresa de 2013, cuando el favorito, el italiano Angelo Scola, fue desplazado por el argentino Jorge Mario Bergoglio.
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Pietro Parolin: ¿el favorito con obstáculos?
El nombre del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, es el más mencionado en los pasillos romanos. A sus 70 años, representa la continuidad diplomática, el perfil clásico italiano y el tono moderado que podría ofrecer estabilidad. “Su rol en casos de abuso, su oposición al matrimonio igualitario y su cercanía a sectores curiales lo vuelven divisivo”, advierten analistas. Aunque parte con una base estimada de entre 20 y 30 votos, su posición no está libre de resistencias y pesa el precedente: desde 1903, ningún secretario de Estado ha sido electo Papa.
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Alternativas emergentes: de Asia a África
Entre los candidatos que podrían desafiar los pronósticos está Luis Antonio Tagle, filipino de 67 años, cercano al Papa Francisco y símbolo del Sur Global. “Es apreciado por su estilo pastoral, pero enfrenta críticas por su manejo de abusos en Filipinas y su limitada experiencia administrativa”.
Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, ha ganado terreno por su trayectoria en procesos de paz y su habilidad para tender puentes entre tendencias opuestas dentro de la Iglesia. Su discurso moderado y aceptación transversal lo convierten en posible figura de consenso si las votaciones iniciales se estancan.
¿Puede sorprender el Sur Global?
El patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, es considerado una carta de último recurso. A sus 60 años, su bajo nivel de rechazo y experiencia en diálogo interreligioso le otorgan una ventaja inesperada. “Su perfil moderado lo convierte en una carta de última hora si los favoritos iniciales fallan”.
Otras figuras como Fridolin Ambongo (República Democrática del Congo), Mario Grech (Malta), Peter Turkson (Ghana) o Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo) representan una Iglesia más universal, con énfasis en justicia social, ecología o reforma estructural.
Un colegio cardenalicio dividido y expectante
Aunque más del 80 % de los electores fueron nombrados por Francisco, las divisiones entre reformistas y tradicionalistas son profundas. Las ausencias por salud de figuras como Antonio Cañizares y John Njue afectan el equilibrio regional y simbólicamente restan peso a España y África.
Se estima que las primeras votaciones concentrarán los apoyos en Parolin, Tagle y Zuppi. Si ninguno alcanza los 85 votos necesarios, las alianzas cambiarán y podrían abrir paso a candidatos menos visibles.
Las casas de apuestas reflejan esta tensión: Parolin lidera con una cuota de +225, seguido por Tagle con +400. Sin embargo, la historia reciente recuerda que los favoritos no siempre ganan. En 2013, “un líder inesperado emergió” desde Argentina y marcó un giro pastoral que transformó el papado moderno.

