El asesinato de Sara Millerey González Borja, una mujer trans de 32 años, sigue generando conmoción en el país. Los detalles revelados en el reporte médico sobre su ingreso al Hospital La María de Medellín muestran la brutalidad del ataque del que fue víctima el pasado 4 de abril, tras ser encontrada malherida en el río La García, en el municipio de Bello, Antioquia.
Le puede interesar: Video: así fue como policías frustraron un cargamento de cocaína que iba para Europa
Sara fue rescatada luego de permanecer casi una hora atrapada en medio de la corriente del río. Un video viralizado en redes sociales muestra el momento en que intentaban socorrerla sin éxito, obstaculizados por la fuerza del agua y, según testigos, miembros de una banda criminal.
Cuando finalmente lograron sacarla del río, fue trasladada en estado crítico al hospital. El parte médico consignó que presentaba politraumatismo contuso por agresión, trauma cerrado de tórax, fracturas costales, lesiones múltiples en extremidades con fracturas de huesos largos, además de hipotermia y un posinfarto. Pese a los esfuerzos médicos, Sara falleció tras pasar la noche y parte del día siguiente internada, acompañada por su madre, a quien le suplicaba: “No me dejes morir”.
La comunidad LGTBIQ+, junto con organizaciones defensoras de derechos humanos, ha expresado su profunda indignación por el crimen. A través de marchas, velatones y pronunciamientos públicos, exigen a las autoridades celeridad en la investigación y que el caso no quede impune. La familia de Sara, que aún no conoce a los responsables, exige justicia para que su muerte no sea en vano.
Lea también: Judicializaron a sujetos que habrían intentado robar carro de valores y quemaron parte del dinero para huir
El cuerpo de Sara fue sepultado en el cementerio Jardines de la Fe en Bello, en un acto masivo de despedida cargado de dolor y exigencias por respuestas. Su historia se suma a una preocupante ola de violencias sistemáticas contra personas trans en Colombia, un país donde el reconocimiento pleno de sus derechos sigue siendo una deuda pendiente.

