Una curiosa estructura detectada en Google Maps ha generado todo tipo de teorías conspirativas en internet, reporta el Daily Mail. La “puerta” misteriosa, localizada en la helada región de la Antártida Oriental, cerca de la base japonesa Showa, fue rápidamente señalada por usuarios de Reddit, quienes lanzaron ideas que van desde bases alienígenas hasta guaridas secretas. No obstante, expertos en glaciología aseguran que esta formación tiene una explicación mucho más terrenal.
PUBLICIDAD
Un hallazgo que aviva la imaginación
La estructura, visible en las coordenadas 69°00′50″S 39°36′22″E, desató una oleada de teorías al ser identificada por usuarios curiosos en Google Maps. Algunos sugirieron con humor que podría ser la entrada al refugio de vacaciones del mítico Pie Grande o incluso una nave espacial perdida tipo “Star Trek”. En un foro de Reddit, uno de los participantes simplemente preguntó: “¿Una puerta gigante en la Antártida?”, lo que desencadenó una “lluvia” de respuestas variadas y bastante creativas. Sin embargo, científicos rápidamente refutaron estas descabelladas ideas y ofrecieron una explicación más racional.
La ciencia detrás del misterio
Bethan Davies, profesora de glaciología en la Universidad de Newcastle, aclaró que lo que muchos consideran una puerta misteriosa es en realidad un iceberg atascado en una zona de hielo marino cerca de la costa antártica. “Es un iceberg que quedó encallado y está derritiéndose”, explicó Davies al Mail, señalando que este tipo de formaciones son comunes en la región. Otros expertos, como Martin Siegert, de la Universidad Imperial de Londres, concuerdan y atribuyen la apariencia de “puerta” a la interacción entre el hielo y una obstrucción subglacial.
John Smellie, volcanólogo de la Universidad de Leicester, agregó que la forma “puerta” se debe a una combinación de vientos y la erosión del hielo, creando una ilusión visual. “Con algo de imaginación, parece una puerta, pero no es más que un fenómeno natural”, aseguró con humor, desechando las teorías más extravagantes.
Este descubrimiento es otro ejemplo de cómo la curiosidad y la imaginación humana, alimentadas por la tecnología, pueden convertir formaciones naturales en misterios dignos de la ciencia ficción.