Un equipo de científicos, compuesto por expertos de las universidades de Arizona, Oregón y Rhode Island, ha hecho un descubrimiento que desafía el entendimiento actual de la cadena alimenticia en el océano, reveló el USA Today.
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Mientras rastreaban a un tiburón porbeagle hembra, que se encontraba en estado de gestación, los investigadores se toparon con un hecho inesperado: su tiburón de 2,5 metros fue atacado y devorado por un depredador desconocido, según un estudio publicado recientemente en la revista Frontiers in Marine Science.
Nada podía devorar a un porbeagle
Este hecho desafía todo lo pensado respecto a la cadena alimenticia de la zona, pues se creía que el porbeagle no tenía depredadores capaces de hacerle frente.
El equipo de investigadores había estado siguiendo el rastro de este tiburón desde la región de Nueva Inglaterra hasta las aguas de Bermudas, en un esfuerzo por comprender mejor los patrones de movimiento de esta especie, que se encuentra en peligro de extinción en varias partes del mundo.
Sin embargo, lo que encontraron fue mucho más sorprendente de lo que esperaban.
La tecnología confirma que fue un ataque
Para llevar a cabo su investigación, los científicos utilizaron dos tipos de etiquetas electrónicas para rastrear a los tiburones.
La primera de ellas, conocida como etiqueta de aleta o finmount tag, estaba montada en la aleta del tiburón y proporcionaba datos precisos de geolocalización cuando el animal salía a la superficie.
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La segunda etiqueta, una satelital de archivo emergente (pop-off satellite archival tag), registraba la temperatura y la profundidad a la que se encontraba el tiburón en el océano.
Durante varios meses, las etiquetas rastrearon el tiburón porbeagle mientras nadaba a profundidades de entre 500 metros y 1 kilómetro, registrando temperaturas bajas debido a la lejanía del sol.
Sin embargo, de manera repentina, los datos de temperatura del tiburón cambiaron drásticamente, pasando de 15 grados a 25 grados. Este cambio abrupto en la temperatura fue la primera señal de que algo había sucedido.
El doctor James Sulikowski, director de la Estación Experimental Marina Costera de Oregón y miembro del equipo de investigación, explicó que la única explicación plausible era que el tiburón había sido atacado por otro depredador de sangre caliente.
Lo más sorprendente fue que los datos indicaban que no se trataba de un mamífero marino, como una ballena, ya que su temperatura corporal sería mucho mayor.
El depredador: ¿un tiburón aún mayor?
El análisis del equipo sugirió que el depredador era, probablemente, otro tiburón lamniforme, una familia a la que pertenecen los tiburones porbeagles, los tiburones blancos y makos.
Estos tiburones, conocidos por su rapidez y tamaño, tienen temperaturas corporales que oscilan entre los 25 y 27 grados, lo que coincide con los registros obtenidos por la etiqueta del tiburón devorado.
El doctor Sulikowski comentó que lo más probable es que el tiburón atacante fuera un tiburón mako o un tiburón blanco, ya que ambos pueden superar en tamaño a un tiburón porbeagle de 2,5 metros.
Este hallazgo es particularmente intrigante, ya que se sabe que los tiburones porbeagle son depredadores ágiles y rápidos, lo que hace que su captura por otro tiburón sea una hazaña notable.
Otro aspecto interesante del estudio fue la observación de un segundo tiburón porbeagle, que también fue atacado en una ubicación similar, a una profundidad de unos 600 metros, aproximadamente un año después del primer incidente. Sin embargo, en este caso, el tiburón no fue devorado; en cambio, se hundió hasta el fondo del océano, donde la etiqueta se desprendió tras varios días de inactividad.
El impacto para la ciencia y la conservación de tiburones
El descubrimiento de que un tiburón porbeagle de gran tamaño puede ser víctima de otro depredador plantea nuevas preguntas sobre la dinámica de la cadena alimenticia en el océano.
Tradicionalmente, se ha asumido que los tiburones grandes, como los porbeagle, están en la cima de la cadena alimentaria, con pocas amenazas naturales.
Sin embargo, este estudio sugiere que incluso estos poderosos depredadores pueden caer presa de otros tiburones aún más grandes.
El doctor Sulikowski subrayó que este hallazgo demuestra lo poco que se sabe sobre las interacciones entre las especies marinas en las profundidades del océano.
La investigación futura podría revelar más sobre la vulnerabilidad de otras especies de tiburones grandes y sobre quiénes son realmente los “gigantes” del océano.
Este tipo de estudios es crucial para la conservación de los tiburones, especialmente aquellos que están en peligro de extinción.
Comprender las amenazas que enfrentan, ya sean naturales o causadas por la actividad humana, es fundamental para desarrollar estrategias efectivas de conservación.