La situación en la región rusa de Kursk está en un punto crítico tras una sorpresiva ofensiva ucraniana que ha forzado a Vladimir Putin a desplegar tropas y tanques para defenderse de lo que parece ser una contrainvasión bien planificada, luego que Putin invadiera la región ucraniana del Dombás en febrero de 2022, iniciando una brutal y sangrienta guerra entre ambas naciones.
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A más de dos años de la arremetida de la arremetida de las tropas rusas en territorio soberano de Ucrania, ahora Putin enfrenta a una cucharada de su propia medicina, luego que Kiev decidiera llevar la guerra al territorio ruso, invadiendo la zona de Kursk.
Toma fuera la campaña ucraniana
En las últimas horas, la tensión ha escalado, y las imágenes que circulan en redes sociales y medios de comunicación muestran un éxodo masivo de ciudadanos rusos aterrorizados que huyen de la zona en busca de seguridad.
El conflicto, que ya lleva más de dos años desde que Rusia iniciara su invasión a Ucrania, ha tomado un nuevo giro con este avance ucraniano que se adentró en territorio ruso, alcanzando varias aldeas en la región de Kursk, informó el diario británico The Sun.
Según informes del Ministerio de Defensa de Rusia, el ejército ucraniano irrumpió en la zona con un convoy de tanques, causando estragos en las filas rusas, destruyendo suministros y desmoronando la infraestructura local.
La respuesta rusa: despliegue militar masivo
En respuesta a este ataque, el Kremlin ha ordenado un importante refuerzo militar en las áreas más afectadas. Según declaraciones oficiales, se están movilizando múltiples lanzacohetes, cañones de artillería, tanques y vehículos militares hacia el distrito Sudzhansky de Kursk, el epicentro de los recientes ataques ucranianos.
Este movimiento refleja la urgencia con la que Rusia busca frenar el avance enemigo y estabilizar la situación en una región que, hasta ahora, se había mantenido relativamente al margen de los combates más intensos.
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Las imágenes que han emergido desde la región son impactantes: columnas de humo se elevan desde lo que solían ser convoyes militares rusos, ahora reducidos a escombros por un ataque con misiles HIMARS ucranianos.
Un convoy de 14 camiones fue completamente aniquilado, dejando un rastro de destrucción que abarcó más de 30 metros de una carretera crucial en la región. El número exacto de bajas aún no ha sido confirmado, pero las primeras estimaciones indican que este podría ser uno de los golpes más duros para Rusia desde el inicio del conflicto.
Un reflejo más que Putin libra una guerra que se la ha escapado de las manos. De hecho, un principio habló de que el conflicto será rápido y sin mayores bajas como la anexión de Crimea, pero la realidad ha estado muy lejos de los cálculos del líder ruso.
Pánico y fuga masiva de Civiles
El impacto de la ofensiva no solo se siente en el campo de batalla. Los civiles en Kursk y sus alrededores están viviendo una pesadilla, forzados a abandonar sus hogares bajo el constante temor de nuevos ataques con drones y misiles.
Videos y fotos muestran a familias enteras cargando lo poco que pueden llevar mientras se dirigen hacia zonas más seguras, alejándose de la línea de fuego. La situación ha llegado a tal punto que las autoridades locales se han visto obligadas a declarar el estado de emergencia, intensificando el pánico entre la población.
En este contexto, Putin ha mantenido conversaciones con Alexei Smirnov, el gobernador interino de la región de Kursk. Durante su intercambio, el líder ruso subrayó la importancia de mantener la calma y el coraje en una situación que describió como “extraordinaria y desafiante”.
Estas palabras, sin embargo, parecen estar lejos de calmar los temores de una población que enfrenta la brutal realidad de la guerra en su propio territorio.
La estrategia ucraniana: tomar territorio ruso
Por otro lado, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky ha defendido la operación como parte de una estrategia para forzar a Rusia a reconsiderar su postura en el conflicto y, potencialmente, llevar al Kremlin a la mesa de negociaciones.
Fuentes cercanas al gobierno ucraniano han señalado que Kiev está buscando aprovechar esta ventana de oportunidad para consolidar su posición y mantener el control sobre las áreas ocupadas en la región de Kursk.
En este sentido, Zelensky ha solicitado a los Estados Unidos el permiso para utilizar misiles ATACMS de largo alcance, una medida que, según sus asesores, podría ser clave para mantener la presión sobre Moscú. Aunque la Casa Blanca aún no ha dado una respuesta definitiva, el tema ya está siendo discutido a alto nivel en Washington, lo que podría implicar un nuevo giro en la dinámica del conflicto.